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La industria artesanal despega al suprimirse trabas burocráticas

Explotaciones del sector lácteo, vitivinícola y oleícola anuncian la puesta en marcha de actividades de transformación y venta de productos sin necesidad de solicitar el cambio de uso del suelo agrario o ganadero

La industria artesanal despega al suprimirse trabas burocráticas

A principios de este año entró en vigor una modificación sustancial de la Ley de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Paisaje de la Comunitat Valenciana que fomenta la posibilidad de mejorar la renta de buena parte de los agricultores y ganaderos con explotaciones de carácter familiar, implantadas sobre todo en las comarcas de interior. La citada reforma evita la tramitación de la Declaración de Interés Comunitario (DIC) en suelo no urbanizable incorporando a las actividades artesanales agroalimentarias, con lo que será más fácil poner en marcha actividades de transformación y venta; por ejemplo, de productos del sector lácteo (quesos y yogures), vino y aceite, entre otros, sin la necesidad de solicitar un cambio de uso del suelo agrario o ganadero a industrial.

«Eso favorecerá negocios y posibilidades de generación de empleo y desarrollo de explotaciones familiares », sostiene en declaraciones a El Mercantil Valenciano el técnico de la Unió de Llauradors Carles Parrado. Esta organización agraria aplaude la medida aprobada por la Generalitat, pues esta entidad lleva años viendo cómo agricultores y ganaderos con ganas de sacarle más partido a su producto «se atascaban en este punto, ya fuera por la larga tramitación en el tiempo, por los condicionantes impuestos en algunos planes generales de ordenación urbana para la citadas declaraciones de interés comunitario, o bien por lo farragoso del procedimiento». En su opinión, se trata de una puerta abierta a que la industria se instale en suelo no urbanizable. La condición es que al menos la mitad de la producción debe ser propia y el 70 % de la parcela, quedar libre y con su identidad rústica.

Existen productores de ovino o caprino de leche que en vez de vender la leche a granel a partir de ahora podrán elaborar queso, yogures o cuajadas en las instalaciones acondicionadas de su explotación ganadera. También al productor de viña para vinificación que pretende realizar vino artesanal en una construcción junto a su explotación vitivinícola o bien un agricultor con una explotación de olivos podrá instalar una almazara ajustada a su producción, para elaborar su propio aceite allí donde se desarrollan los olivos. También los propietarios de cultivos de frutas y hortalizas se pueden beneficiarse de esta iniciativa del Consell.

Proyecto de quesería en Eslida

Los proyectos todavía son incipientes y hace falta, según la Unió, un cambio de mentalidad en los pequeños agricultores y ganaderos. Entre esas iniciativas se encuentra la de la granja de cabras de leche ubicada en Eslida y puesta en marcha por Antonio Manzana y Marta Paulo. Ya ha solicitado los trámites para constituir una quesería. La explotación familiar cuenta con un ganado de 250 cabezas en una instalación desde hace dos décadas y ha decidido dar el paso adelante para iniciar la producción y venta de quesos sin tener que solicitar una Declaración de Interés Comunitario.

Esta granja castellonense produce entre 250 y 400 litros diarios con un ordeño al día. Según sus propietarios, «tendremos mayor margen de rentabilidad con la elaboración de quesos y sin tener que transformarnos en una industria». Este centro es uno de las implantados en la Plana Baixa. Sus gestores consideran que «tiene futuro si las cosas se hacen bien». «Nuestra vocación es ser artesanos agroalimentarios», explican Antonio Manzana y Marta Paulo, a la sazón socios de la Unió de Llauradors.

En el sector del vino

Uno de los primeros «emprendedores» a raiz de la citada modificación legal en la comarca Requena-Utiel es el viticultor José Antonio Martínez, de Los Pedrones-Requena, cuya explotación Aurelia de 30 hectáreas aglutina un extensión de diez Ha. de viña, otras diez son de cereal, cinco de almendros y olivar y otras tantas, de monte. Ha quedado exento tramitar la DIC para la actividad artesanal de elaboración de vino en una nave ya construida dentro de su explotación y con licencia para almacén de aperos agrícolas.

Este viticultor jubilado, ingeniero de Caminos, es el titular de la explotación tras no pocos esfuerzos por conseguir una concentración parcelaria de sus tierras de cultivo. Tras poner en marcha su proyecto artesanal agroalimentario reconoce que ha sido posible porque «supone una disminución considerable en gestiones administrativas, ahorra desembolsos económicos y acorta los plazos para obtener las licencias necesarias», explica Matínez mientras espera comenzar «cuanto antes» su nueva aventura agroalimentaria.

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