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El campo valenciano

La inseguridad jurídica frena las nuevas variedades citrícolas

La Asociación de Operadores de Variedades Vegetales Protegidas advierte de los desequilibrios entre las relaciones contractuales de los productores y los propietarios de las marcas registradas

La inseguridad jurídica frena las nuevas variedades citrícolas

Casi cuatro de cada diez plantones citrícolas adquiridos por los productores durante estos últimos ejercicios procedían de material protegido y su precio incluía por tanto el pago de un royalty al propietario u obtentor de estas variedades. Según las organizaciones profesionales del sector, el negocio naranjero no escapa a la apuesta creciente de la actividad hortofrutícola a través de los llamados cultivos de autor, con mejores niveles de productividad y elevadas cotizaciones en los mercados de origen.

Según los datos de cotización de la Lonja de Cítricos de Valencia, los precios alcanzados por las variedades protegidas como la Nadorcott, Tango y Orri durante esta campaña han duplicado y triplicado respectivamente el precio máximo obtenido por el resto de mandarinas del mercado, ofreciendo a los agricultores que apostaron por este tipo de variedades una alta rentabilidad. En cambio, las mandarinas convencionales han registrado problemas de comercialización en algunos casos llegando a cotizar por debajo de los costes de producción.

Mientras que el precio máximo alcanzado por la mandarina Ortanique ha sido de 0,3 céntimos de euro, la cotización de la Orri ha sobrepasado el euro por kilo, lo que significa que ha llegado a multiplicar por cuatro los precios habituales. Por su parte, la variedad Nadorcott también ha alcanzado un elevado valor en la presente temporada llegando a venderse a 0,75 €/kg en el campo. Ambas variedades son mandarinas tardías que empiezan a recolectarse a principios de año, de enero a abril, por lo que ocupan un hueco de mercado especialmente propicio. Su volumen de producción aumenta a medida que crecen las plantaciones jóvenes y ya suponen alrededor del 6 % de la producción española de mandarinas.

La alta rentabilidad económica obtenida por las variedades protegidas demuestra que estas nuevas fórmulas de producción y comercialización constituyen una de las apuestas más seguras para garantizar la rentabilidad de los agricultores, una rentabilidad que, por desgracia y debido a una serie de factores, se encuentra estancada o seriamente comprometida en buena parte del sector agrario.

Desequilibrios legales

Mientras se sostienen estas perspectivas, la Asociación de Operadores de Variedades Vegetales (Asovav) acaba de presentar recientemente un dictamen, elaborado por expertos de la Facultad de Derecho de la Universitat de València, en el que se aborda la situación legal de los productores de nuevas variedades vegetales, en referencia sobre todo a los cítricos. Tras efectuar el consiguiente y pormenorizado análisis llega a la conclusión de que el actual marco legislativo presenta «determinadas insuficiencias que resultan lesivas para los intereses de los usuarios de estos productos vegetales pioneros y que están empezando a jugar un papel trascendente en el desarrollo de la agricultura del futuro», explica Asovav.

El estudio, realizado por el catedrático de Derecho Mercantil, José Miguel Embid; el catedrático de Derecho Civil, Javier Plaza y el profesor asociado, Benjamín Saldaña, revela la existencia de ciertos desequilibrios en el actual diseño legal de las relaciones contractuales entre las partes implicadas -obtentores de la variedad en cuestión y productores que adquieren la licencia para poder usarla- que sitúan en una posición de debilidad al licenciatario; es decir, al productor, frente al obtentor de la variedad.

«El dictamen de estos especialistas nos indica de manera muy clara -explica el presidente de Asovav, Rafael Grau- que actualmente se produce una situación de inseguridad jurídica que genera indefensión a una de las partes, concretamente a la que encarnan los productores o licenciatarios, y que, en consecuencia, es absolutamente imprescindible resolver de manera urgente esas lagunas y carencias que hemos detectado en el marco legislativo vigente a fin de encontrar un mayor equilibrio en las relaciones contractuales que se establecen entre los diversos actores que intervienen en el proceso de desarrollo, gestión y explotación comercial de las nuevas variedades vegetales».

Desajustes y desequilibrios

Los desajustes y desequilibrios a los que alude Grau y a los que se hace referencia en el informe técnico elaborado por los especialistas de la Facultad de Derecho de València se refieren a aspectos tan cruciales como la existencia de clausulas que impiden al licenciatario usar el material vegetal adquirido para explorar, posteriormente y por su cuenta, posibles mejoras varietales, o que le imponen la comercialización de la fruta obtenida a través de determinados canales o que le prohíben la transmisión de la licencia a un tercero.

Ante la reforma legislativa por la que aboga Asovav para intentar corregir los desequilibrios en la cadena agroalimentaria, su presidente Rafael Grau ha anunciado que tiene previsto trasladar la problemática legal que rodea la gestión de las nuevas variedades vegetales, tanto a los responsables del Ministerio de Agricultura como de los distintos grupos parlamentarios para que tomen conciencia de la situación y promuevan los cambios necesarios.

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