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Opinión | Tralla

Climent y la CEV no se mojan con la Cámara

El Gobierno se ha decidido a desbloquear la Ley de Cámaras y fijará las elecciones en las instituciones camerales entre octubre de este año y el 30 de septiembre de 201

El Gobierno se ha decidido a desbloquear la Ley de Cámaras y fijará las elecciones en las instituciones camerales entre octubre de este año y el 30 de septiembre de 2018. Aunque todavía falta que el Ejecutivo redacte el reglamento que establecerá el proceso electoral por el que se regirán las cinco instituciones -Valencia, Alicante, Castelló, Alcoi i Orihuela-ya han arrancado los primeros movimientos para presidirlas. Tanto José Vicente Morata, presidente de la Cámara de Valencia, como Juan Riera, presidente de la Cámara de Alicante, han mostrado públicamente su intención de presentarse al proceso electoral y continuar al frente de estas organizaciones. De hecho, Morata apuesta por que el proceso, bloqueado desde 2014, se convoque cuanto antes.

En la elección de la presidencia de la Cámara de Valencia tendrá mucho que decir la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), que tiene controlado el pleno cameral. Y en la CEV, sobre todo su presidente Salvador Navarro, no tienen muchas ganas de abrir ese melón puesto que están inmersos en la consolidación del proyecto de patronal autonómica tras el hundimiento de Cierval.

En el mundo empresarial no existen voces que cuestionen el trabajo de Morata, aunque tampoco suscita gran entusiasmo. Esa posición de no haberse granjeado enemigos puede ser la baza que juegue el actual presidente para repetir en el cargo. Eso sí, cabe la posibilidad de que Navarro encuentre algún escollo en su proyecto de CEV autonómica y utilice la Cámara como moneda para intercambiar con posibles rivales internos.

El propio Morata se benefició de una carambola de este tipo para acabar presidiendo la Cámara. En 2005 fue impulsado por AVE para presidir la CEV. Sin embargo, no lo consiguió pero obtuvo de José Vicente González un puesto de compensación, en primera instancia como presidente de Cepymev, y posteriormente en 2010 y tras la salida de Arturo Virosque el de la institución que ahora preside.

El Gobierno valenciano no tiene una capacidad directa en la elección de las presidencias de las cinco cámaras pero como administración tutelante -a las que ayuda en su financiación a través de convenios- siempre tiene algo que decir. No pone presidentes pero sí que puede vetarlos. En ese punto Morata también parte con ventaja porque su convivencia con el Consell del Botànic es más que correcta. En el Ejecutivo dicen no estar en el tema y asumirán lo que propongan los empresarios. Tampoco Compromís y PSPV tienen un candidato para el puesto por ahora.

Lo que no gusta en el Gobierno valenciano y así lo trasladan es el entorno de Morata. Están convencidos de que el exconseller del PP Luis Fernando Cartagena todavía tiene mucha influencia en la Cámara y en las decisiones del día a día pese a que dejó su puesto de asesor. Tampoco está cómodo el Consell viendo como ex altos cargos de Eduardo Zaplana y Francisco Camps como son Ana Encabo, Silvia Ordiñaga o Carmen de Miguel siguen en puestos de máxima relevancia en la Cámara y en el Consejo autonómico. Es uno de los puntos débiles del actual presidente.

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