¿Cuáles son las fuerzas que intervienen en el proceso del ahorro? A simple vista, podemos ver dos fuerzas que actúan en forma contrapuesta. A favor de su crecimiento tenemos el rendimiento de capital que llamamos interés -en realidad deberíamos llamarlo rentabilidad- y que solemos medir en tantos porcentuales y anuales. Este interés puede ser «simple» o «compuesto». La diferencia esencial entre ambos es que el interés simple sólo genera rendimiento al final de cualquier inversión. Por tanto, los rendimientos devengados durante la vida de la misma no generan ningún retorno. El interés «compuesto», a diferencia del anterior, sí lo hace, por lo que tiene un efecto exponencial y multiplicador. De ahí la frase «el interés compuesto es la fuerza más poderosa del universo».
En contra del crecimiento de nuestro ahorro, también se encuentra la inflación, que es la subida de los precios de productos y servicios, con la consiguiente pérdida del valor del dinero para adquirirlos o hacer uso de ellos. Este efecto es por su propia naturaleza «compuesto» y, por tanto, exponencial. A esta fuerza habría que añadir el efecto de «merma» de los impuestos.
Y en esta pugna estamos inmersos toda nuestra vida, a veces de manera inconsciente. Para ganar esta batalla hace falta que nuestra fuerza positiva crezca más que la negativa y para ello necesitamos usar la misma herramienta, «el interés compuesto».
¿Cómo aplico esto a mis finanzas particulares? Todos tenemos a nuestro alcance la herramienta ideal para hacerlo: los fondos de inversión. Necesitamos crecer más que la inflación para generar ahorro positivo y disminuir nuestra factura fiscal. Ambas las puede hacer mejor un fondo de inversión que cualquier otro producto.
Adaptar la cartera
Habrá que elegir bien cuáles y en qué momento, e ir adaptando nuestra cartera a nuestro perfil, aprovechando que para una persona física es posible trasladar ahorro de un fondo a otro sin tributar. Si somos capaces de hacerlo, estamos en el camino del éxito. Si no, busquemos consejo profesional, pues las fuerzas negativas siguen trabajando sin descanso en contra de nuestro ahorro.
