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El perfil | Andoni Monforte

El agitador de la horchata

El propietario de la empresa Món Orxata, la de los carritos de venta ambulante, se ha enfrentado y ha ganado una batalla legal a la todopoderosa Facebook

El agitador de la horchata

El personaje que habita dentro de Andoni Monforte, Antxón para los amigos, acepta tantas etiquetas que resulta difícil de catalogar. Se le puede llamar quijote, emprendedor, aventurero, agitador, polemista€ La última «locura» que le ha dado celebridad nacional ha sido lograr sentar en el banquillo de los acusados (es un decir) al creador de Facebook, Mark Zukerberg. Su empresa, Món Orxata, sufrió el cierre repentino de la página que tenía en esta red social, con un impacto evidente sobre su imagen y sus ventas en el canal digital. Un juzgado español, concretamente de Moncada (València), se ha declarado competente para juzgar la demanda aquí y no en la jurisdicción de California, como impone la red social en las condiciones de uso que obliga a firmar a los usuarios al registrarse en la red. Es la primera vez que en España se planta cara a esta cláusula abusiva.

Para quien todavía no lo conozca, Monforte lleva más de una década protagonizando iniciativas tendentes a sacar de su zona de confort el negocio de la chufa y la horchata, un universo bastante tradicional y conservador. Desde los cosméticos y turrones de chufa a chocolates y mermeladas artesanas elaboradas a partir de este cultivo milenario. Hace poco, junto con investigadores de la Universitat de València, la de Praga y el CSIC, Monforte ha presentado el último estudio químico-nutricional para dotar de una pátina académica a la chufa y la horchata: destacan desde sus efectos afrodisíacos a sus propiedades contra las enfermedades cardiovasculares, las úlceras de estómago y la diabetes tipo 2.

Monforte está convencido del margen exponencial de crecimiento de este tubérculo tradicional en l´Horta de València gracias a las dietas crudiveganas, como la paleodieta, que se basa en lo que comían los hombres prehistóricos y que está pegando fuerte en todo el mundo, con especial incidencia en Estados Unidos y Japón.

Otra de sus creaciones más célebres, aunque no ha sido profeta en su tierra, ha sido la Chufamix, un utensilio para crear leches vegetales que «se ha convertido en objeto de culto en círculos veganos».

Chufamix: un invento conocido en 40 países. Monforte hace apostolado de la chufa en todo el mundo. «Estamos en 40 países. Australia, Malasia, Inglaterra,... Se me ocurrió un 2 de enero, en 2012. Me vino bebiendo una horchata». Cuatro años después, ha vendido más de cien mil unidades.

La distribución de este producto le ha llevado por todo el mundo, a las ferias ecológicas de Alemania, París, Suecia, Inglaterra, París, Australia, Malasia, Tailanda€ e incluso a la isla de Borneo. Sus vídeos en los rincones más insospechados le han convertido en una especie de Jamie Oliver de las lechas vegetales.

Pero quizá lo que mejor define su perfil como empresario y casi como persona es el origen de su iniciativa más célebre: los carritos de las horchateras que venden en diferentes puntos de la ciudad y, desde el año pasado, también en Barcelona. «Estaba en Venezuela, tomando chicha en la calle, esa bebida de arroz que sirven en cazos largos. Surgió la idea». Parece una historia casi divertida, aunque a algunos de su familiares y amigos no se lo pareció tanto.

Vivir con los indígenas del Amazonas y abandonar una multinacional por un visión con sabor a horchata. Este aventurero medio valenciano, medio vasco, nacido en Madrid y «con cara de alemán» -bromea-, había sentado la cabeza en Caracas. Tras terminar Derecho y sacarse un MBA, Monforte puso rumbo a Venezuela. «Necesitaba despejarme. Tenía poco dinero y el billete más barato de la agencia de viajes era allí». Lo que iba a ser un viaje corto para desconectar se convirtió en un proyecto a medio camino entre el emprendimiento y la cooperación: «Acabé en un avión militar camino del Amazonas. Pasé seis meses ayudando a los indígenas. Hay 14 tribus en el Amazonas venezolano. Los yekuana apenas chapurreaban el español. Hice de guía turístico para los extranjeros. Hicimos un turismo más sostenible que el de los venezolanos blancos».

Tras unos meses y algunas aventuras laborales más (de barman en Caracas a recolector de cacao), Monforte sentó la cabeza. Entró en el departamento de márketing de la multinacional de consumo Procter & Gamble, firma con más de 300 productos de consumo masivo como Ariel, Tampax o Gillete. En Caracas tenían la central para el negocio de México, Brasil, Argentina. Pasó varios años, y en 2012 decidió renunciar a esa carrera para volver a València montado en un carrito de horchata. «Allí se me ocurrió la idea de los carritos. No sabía que recuperaba una tradición de 400 años en València». La empresa le devolvía al territorio de la infancia, cuando se enganchó a esta bebida en la histórica horchatería Rin.

Espíritu Mondragón: cultura cooperativa heredada de un padre diputado. Monforte es coherente con el cruce de culturas y procedencias que conviven en su árbol genealógico. Su lugar de retiro está en Cascante, el pueblo turolense de su abuelo materno; quizá ha heredado la resolución de una madre valenciana profesora de Filosofía en el emblemático Instituto el Pilar, y de una abuela paterna vasca que fue campeona de frontenis en los años cuarenta, y ha «mamado» la cultura cooperativista de su padre, uno de los líderes del Mondragón de los años 70. Monforte padre, de hecho, era uno de los hombres fuertes del PNV. Tras la muerte de Franco, se convirtió en diputado constituyente del Congreso, y repitió en el 79 y el 82 además de ser consejero de Sanidad y Seguridad Social vasco.

Muchas de las cosas que hace, y también cómo las hace, beben de esa cultura heredada. Según revela, Món Orxata va a dar el paso de colectivizarse. Las horchateras tomarán el mando. «Món Orxata es un negocio superhumilde. Nadie gana tres veces más que el que más gana. No repartimos dividendos y las decisiones son asamblearias», explica Monforte.

Su hoja de ruta, asesorada desde Mondragón, empieza antes de que acabe este año con la conversión de la SL en Sociedad Limitada Laboral, figura para las empresas consideradas de la economía social y donde ningún socio puede tener más del 30%. En unos años, el objetivo es convertir Món Orxata en cooperativa de trabajo asociado. Mientras tanto, este agitador de la horchata sigue metido en proyectos, llevando la cultura de la chufa y la horchata por medio mundo.

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