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La Xylella fastidiosa, una plaga de más de 100 millones al año

La Xylella fastidiosa, una plaga de más de 100 millones al año

Egipto en la antigüedad bíblica fue azotado por diez plagas que dejaron consecuencias desastrosas en el territorio. Una de ellas, la de las langostas, consumió los cultivos del país, acabando con todos los árboles y las plantas de la zona. A un mal similar se podría enfrentar ahora la Comunitat Valenciana siempre y cuando no se ponga freno a la llegada de la Xylella fastidiosa, una devastadora bacteria que puede atacar a más de 300 especies, entre agrícolas y ornamentales.

Esta enfermedad llegó al territorio valenciano el pasado 20 de junio, tras detectarse un brote en un campo de almendros del término municipal de Castell de Guadalest. Sin embargo, esta bacteria no es nueva a nivel nacional, ya que en les Illes Balears el pasado mes, la cifra de casos conocidos de Xylella ascendía a 252, según informó el Diario de Mallorca.

No obstante, ha sido a nivel internacional donde más estragos ha causado esta plaga. En lugares como California , los viticultores han tenido unas pérdidas de 104 millones de dólares por año, mientras que el impacto económico anual para los citricultores brasileños ascendió a 100 millones, con más de 120 millones de árboles infectados en 2012.

Esta bacteria afecta a la xilema de las plantas, obstruyendo los vasos que transportan la savia bruta y provocando que el ejemplar afectado acabe muriendo. Asimismo, la trasmisión de esta enfermedad se produce por «insectos vectores, todos ellos hemípteros, que se alimentan de propia xilema de las plantas», según informaron fuentes de la Conselleria de Agricultura.

Según la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), la presencia de estos insectos hace «muy complicado» el control de esta plaga porque «el vector está presente en toda la zona mediterránea». Además, las subespecies que posee la bacteria son otro factor que influye a la hora de controlar la propagación de la enfermedad, ya que cada una de ellas puede afectar a diferentes ejemplares.

Actualmente, están reconocidas oficialmente cuatro subvariedades: la subespecie fastidiosa, que puede afectar a la vid, el almendro y la alfalfa; la subespecie pauca con posible presencia en naranjos, olivares y cafetos; la subvariedad sandyi que afecta a la adelfa y la subespecie multiplex, confirmada por la conselleria como la causante del brote de Guadalest, que puede ser peligrosa para los prunus (almendro, ciruelo o cerezo), quercus (roble o encina), ulmus (olmo), rubus (frambuesa) y morus (moras), según indica el informe proporcionado por AVA-Asaja.

Además, la organización valenciana también ha destacado que la prevención debe ser la primera de las medidas a tomar para evitar este contagio. El responsable de los servicios técnicos de AVA-Asaja, José Francisco Sales, ha subrayado que hay que estar especialmente atentos «a las especies que pueden ser afectadas por la subespecie multiplex». Por su parte, la Conselleria de Agricultura ha declarado que, una vez se identifica un brote, es necesario proceder al control y la erradicación de la zona infectada, estableciendo una Zona Tampón con un radio mínimo de 10 km alrededor de la zona en la que se detectó la enfermedad.

Búsqueda de indemnizaciones justas

Aunque ya se ha producido la erradicación de los árboles en la zona de Guadalest, todavía están pendientes el baremo de las indemnizaciones que recibirán los propietarios de las zonas afectadas.

Sales ha expresado que una propuesta en la que solo se tenga en cuenta la erradicación del campo «no refleja el daño real» y, por tanto, la indemnización debe reconocer también «el valor comercial del terreno, así como una compensación por la pérdida de ingresos que tendrá el propietario al no poder explotar su parcela». Estas retribuciones a su vez tienen que ser «suficientemente justas y atractivas para que los agricultores denuncien los casos» y así «evitar el contagio que se produjo en otros países como Italia».

En la misma línea se ha manifestado Ramón Mampel, secretario general de la Unió de Llauradors, quién ha insistido en que lo más importante es que estas retribuciones «sean justas», con el fin de que «los afectados acudan a la Administración». Para ello, se debe reconocer la zona afectada como «una expropiación con ocupación temporal de la parcela». El pago de las indemnizaciones, por tanto, debe ser «acorde a la imposibilidad de explotar el terreno durante los cinco años en que el titular de la explotación agraria pierda el pleno dominio de su propiedad».

Además, la Unió de Llauradors ha resaltado «la necesidad de que los pagos se efectuen anualmente, aportando cada año un 20% del importe total», lo que servirá «para evitar la especulación ante posibles infestaciones voluntarias con objeto de cobrar la indemnización en un único pago».

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