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Opinión

El síndrome

Cada año, cuando nos acercamos al final de las vacaciones, tememos vernos afectados por la depresión y la angustia al tener que adaptarnos de nuevo a nuestra vida laboral

Cada año, cuando nos acercamos al final de las vacaciones, tememos vernos afectados por la depresión y la angustia al tener que adaptarnos de nuevo a nuestra vida laboral. Lo llamamos «síndrome postvacacional» y en alguna medida, todos lo hemos sufrido.

En la gestión de nuestros ahorros, es cada vez más frecuente encontrarnos bloqueados y sin ideas para actuar. Por miedo o por falta de atención a nuestro patrimonio, hemos dejado pasar oportunidades, cuando los mercados llevan un tiempo impulsando la rentabilidad de quienes invirtieron. La incertidumbre sobre el futuro y la falta de opciones rentables y libres de riesgo, provocan nuestras dudas. En consecuencia, optamos por no hacer nada, paralizados por la situación. Es el «síndrome del inversor prudente» y les aseguro que casi tan frecuente como el «postvacacional».

¿Cómo podemos superarlo? Ésta es mi receta:

-Pensemos en positivo, seamos moderadamente optimistas, eso nos ayudará en la toma de decisiones en cualquier situación.

-Veamos el riesgo a su justa medida, aprendamos a soportarlo, porque forma parte de nuestras vidas y patrimonios.

-Respetemos y adaptémonos a nuestro perfil, que no es más que nuestras preferencias y nuestras necesidades patrimoniales a lo largo del tiempo.

-Diversifiquemos, tanto en los activos en que invertimos, como en el tiempo.

-Fijemos un objetivo razonable y respetemos el tiempo necesario para alcanzarlo.

-Invirtamos a través de medios flexibles, traspasables y eficientes fiscalmente, como son los fondos de inversión. Lo sencillo suele ser mejor que lo complejo.

-A lo largo del camino, vigilemos la inversión, pero mantengamos la calma.

Dudas

Si a estas alturas del artículo, está sintiendo más dudas que antes, le daré un último consejo. Busque asesoramiento profesional para la gestión de su patrimonio, conozca otros productos y asesores más allá de los que le ofrece su banco de toda la vida. Hay buenos profesionales de la gestión de patrimonios y muchas oportunidades esperando ahí fuera para ayudarle como inversor prudente a superar «el síndrome».

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