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¿Adiós al viejo ágora?

Según cómo se mire, resulta ciertamente aterrador. Durante más de dos milenios, el ágora, el foro, la plaza han sido el centro neurálgico de la vida humana, entendido este como el espacio de los intercambios y las relaciones. En Grecia, en Roma, incluso en la muy rural Edad Media. Las ferias de alimentos, de ganado o comerciales. Qué decir de los abigarrados centros urbanos modernos ahítos de reclamos consumistas. ¿Qué sobrevivirá de todo esto que ha conformado una seña de identidad de nuestra civilización?.

No es por ser catastrofista, pero parece irreversible ya que la vieja plaza pública está cediendo paso a una velocidad de vértigo al mundo virtual, cuya principal característica es la supresión de todo contacto físico. Un mundo en el que podemos ver y oir, pero no tocar ni degustar.

Viene todo esto a cuento de cómo las grandes plataformas de distribución online (sí, claro, Amazon) están transformando de forma radical las viejas prácticas comerciales. El último damnificado es la cadena juguetera Toys R´Us, que ha presentado la bancarrota en Estados Unidos tras perder un tercio de su negocio como consecuencia de la irrupción de Amazon. Para cualquier consumidor avezado, estas plataformas son, en cierto aspecto, una panacea, sobre todo si no es de esas personas que se vuelven locas por ir de compras. La adquisición se puede realizar tranquilamente desde casa, a donde llegará el producto en pocos días, lo que además evita el engorroso trámite de cargarlo desde la tienda.

Pero la proliferación del comercio online, sin ningún lugar a dudas, va a provocar un gran cambio en las ciudades. Aventurarse aquí a hacer ciencia ficción no toca, pero es inevitable que el entramado del comercio tradicional, ya tocado por la irrupción, previa al mundo virtual, de las grandes superficies y los centros comerciales periféricos, va a sufrir una transformación de calado.

Lo que está sucediendo es bastante paradójico. La irrupción de grandes firmas, como la ya citada en el sector juguetero, fue recibida con hostilidad por el pequeño comercio de esta actividad, que prácticamente desapareció. Esa concentración fue uno de los motivos, por cierto, de la muerte de la emblemática Feju, la feria del juguete de València. Ahora, los nuevos aires en el mundo de la distribución amenazan con llevarse por delante al no tan viejo «ogro» Toys R´Us y a otros muchos, sobre todo si son incapaces de adaptarse.

Antes se decía que el pequeño comercio debía competir mediante servicio, calidad y proximidad para no perder a su clientela. La cuestión ahora es cómo hacer frente al vendaval online. ¿Es irreversible la desaparición del comercio urbano -grande o pequeño- y su sustitución por una nueva plaza pública virtual? ¿Qué pueden hacer (qué están haciendo) las administraciones públicas y los dirigentes del sector para eludir un tiempo no muy lejano donde la vida en las ciudades sea bien diferente a la que conocemos todavía? ¿Hay que luchar contra las nuevas tendencias o hay que abrazarlas porque ese futuro, aunque distinto, será mejor y más cómodo que nuestro presente?

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