El turismo, en una tierra que tiene el 14% del PIB atado a este sector, se ha convertido por pura lógica en uno de los mayores motores de actividad. No sólo por inversión inmobiliaria, a la búsqueda de la rentabilidad por el boom de turistas extranjeros y la necesidad de nueva planta hotelera; ni tampoco por la hostelería como inagotable nicho de creación de empleo. El turismo se ha convertido también en agitador de nuevos proyectos de emprendimiento tecnológico, con startups que buscan hacerse un hueco combinando la disrupción con la gran demanda que ofrece el mercado turístico.

Desde 2013, el Instituto Valenciano de Tecnologías Turísticas (Invat·tur) tiene en marcha un proyecto, el Invat·tur Emprende, concebido como una incubadora de nuevas empresas tecnológicas. Este programa, originariamente desarrollado en la sede del instituto en Benidorm, se está desplegando ya por todo el territorio. En cuatro años se han ejecutado nueve ediciones, por las que han pasado cerca de 200 empresas. «65 de los 200 siguen vivas y con necesidades de inversión. Algunas dadas de alta como empresa y otras en fase de hacerlo», explica María José Portolés, coordinadora del proyecto.

Se trata, básicamente, de un apoyo para la formación y los contactos con el sector. A diferencia de otras plataformas de incubación o aceleración de empresas como Lanzadera (impulsada por Juan Roig), en este caso no hay financiación. «No podemos. Sí apoyamos con esta formación y contactos. Es a Ivace -dependiente de la Conselleria de Economía- a quien le corresponde financiar». «El objetivo fundamental es la mejora de la calidad del sector, con estos negocios innovadores», añade.

El programa ofrece formación con módulos especializados de diferentes áreas, de tipo presencial. «Hemos notado que durante las sesiones en las distintas provincias hay un trabajo de coworking que surge espontáneamente entre los emprendedores. De ahí el carácter presencial de las clases», explica.

El proyecto pone en contacto también al emprendedor con Big Ban Angels, la asociación de inversores privados para con el objetivo de dar a las futuras empresas el feedback sobre cómo interactuar con el inversor.

El programa de incubación, además, aprovecha la red de centros de turismo de la Generalitat, así como aceleradoras públicas y privadas para crear un ecosistema, facilitando sinergias empresariales. «Gracias a las ideas de los emprendedores analizamos nuevas oportunidades para el sector que trasladamos a los empresarios», señala. Finalmente, Invat·tur aprovecha la presencia de la Agencia Valenciana de Turismo en ferias para ayudar a las nuevas empresas a abrir mercados. En la pasada edición de Fitur Madrid ya se vio este tipo de proyectos.

eStubike: un aparcamiento para democratizar el uso de la bicicleta

«Invat·tur nos ha ayudado. Tiene un gran know how, mucho conocimiento en tecnología y el ámbito turístico. Y nuestro proyecto tiene un gran potencial turístico». Áxel Pena es el promotor de eStubike, un proyecto que emana de la pyme de Benicàssim Marhhelectric Sealand (marhhe), y que consiste en un aparcamiento de seguridad reubicable para bicicletas particulares.

La firma se encuentra en estos momentos en el espacio colaborativo de Las Naves de Valencia, desarrollando su proyecto. En sentido estricto, se trata de una losa de piedra artificial, sobre la que se asienta un torre metálica de la que salen dos brazos que permite atrapar la bicicleta por el sillón, el cuadro y la rueda de atrás. Son pequeños aparcamientos, cada un con dos plazas, y que cuenta con un prototipo ya operativo en el campus de la universidad de Castelló UJI. Este elemento de mobiliario urbano sigue la misma mecánica que los sistemas de alquiler de bicicletas en las ciudades, como Valenbisi, con la diferencia de que este se ofrece para bicicletas particulares. Una forma segura de sustituir el uso que se hace de esas estructuras de hierro ancladas al suelo, o de las farolas.

Para Pena se trata de algo más: «El modelo de negocio es innovador. Democratizamos el servicio, implicamos a la ciudadanía. Nuestros potenciales clientes son ayuntamientos, pero también grandes empresas, o bancos, para distribuirlos estratégicamente por la ciudad al tiempo que tienen un elemento de márketing pedagógico. Con la aplicación que gestiona el servicio tengo publicidad con esos valores éticos».

«El verdadero reto del aparcamiento seguro para bicicletas es optimizar el espacio e integrar el servicio en el medio urbano, como cualquier banco, fuente o farola», señala. «Las casas, trasteros, garajes y balcones de la ciudad están llenos de bicicletas muertas de risa. No las usamos para el desplazamiento cotidiano. Los usuarios tenemos dos problemas: que no nos maten y que no nos desvalijen la bici. El Ayuntamiento de València está invirtiendo recursos y esfuerzos para pacificar el tráfico y que circular sea cómodo. Nosotros aportamos solución al otro problema».

¿Y qué puede aportar esta idea al ecosistema turístico? Este aparcamiento tiene un gran potencial turístico. Se pueden potenciar rutas para ir en bici con gastronomía; ocio... Hay una gran cantidad de extranjeros que viene con su bicicleta en la caravana. Cada parking es un punto de información ad hoc. Invat·tur vio el potencial del proyecto y nos dio la formación».

Play&Go o gamificar un destino turístico con una aplicación para el móvil

También pasó por Invat·tur Emprende Play&Go, un proyecto actualmente en desarrollo en Lanzadera y surgido del laboratorio Nospoon. Según uno de sus responsables, Jordi Díaz, este proyecto, a través del juego, tiene como «misión mejorar la experiencia del visitante en sus actividades de ocio a través de la tecnología».

«Lo que hemos desarrollado son app móviles basadas en tres principios: la aplicación de técnicas de juego en entornos no lúdicos; la geolocalización y la realidad aumentada. Combinando esos tres elementos creamos app con un componente informativo y otro lúdico», explica sobre esta especie de Pokemon Go para conocer las ciudades.

Con esta premisa, Play&Go gamifica las ciudades, ayudando a recorrerlas y conseguir objetivos. La de las pasadas Fallas fue la experiencia piloto. Ya trabajan en la gamificación de la Ruta dels Borja para la Agència Valenciana de Turismo (AVT), y van a crear juegos para los certámenes de Feria Valencia abiertos al público, como la feria del automóvil, Expojove o la feria de Fiesta y Boda. Para el próximo año, según cuenta Díaz, el objetivo es plantearse la internacionalización. Y es que la firma, con diez personas en el proyecto, tiene como potenciales clientes a destinos turísticos, eventos, centros comerciales, festivales o parques temáticos.

Oiko Tec: Hacer los hoteles accesibles con la domótica sin tocar las instalaciones

Una de las startup que puede verse beneficiada de las sinergias entre el Invat·tur y el tejido empresarial turístico es Oiko Tec, una firma que utiliza aplicaciones tecnológicas para, sin necesidad de intervenir físicamente en el hotel, hacer las instalaciones (habitaciones y zonas comunes) accesibles para personas con discapacidad.

Según explica el ingeniero informático David Benavente, que dirige este proyecto que planea convertirse en empresa, todo comenzó con un trabajo de fin de carrera, al que el Invat·tur le ha dado un enfoque más empresarial. «No tocamos el hotel. Lo que hacemos es usar componentes tecnológicos para adaptar el hotel. Son componentes inalámbricos para controlar por voz, para interactuar con la luz, la televisión, o adaptar a personas con discapacidad auditiva resortes como la alarmas de incendios», explica. Y todo mediante el móvil: «Es domótica enfocada a personas con diversidad funcional», resume. El proyecto, que ha recibido el premio Fundación Empresa Universidad de Alicante, se encuentra en fase de elaboración de un producto viable, con el objetivo de probarlo pronto en un hotel.