Hay burbuja en el mundo startup? Un tema de conversación que día a día sale en cualquier rincón del ecosistema emprendedor. Y cada uno tiene una opinión diferente.

Me he encontrado con personas que dicen que las valoraciones de las startups se han disparado por el exceso de liquidez en los últimos años. Que los proyectos en fase inicial gastan dinero sin control. Tienen necesidades financieras excesivas y no tienen el foco suficiente en la búsqueda de eficiencia ni rentabilidad.

Por el otro lado, me encuentro también con la opinión de quienes piensan en los beneficios que traen para nuestra sociedad: mucha mayor innovación, nuevas soluciones a problemas reales gracias a la tecnología y esto genera más felicidad y una vida más cómoda y segura. Además, como país somos cada vez más competitivos gracias a la eclosión del ecosistema emprendedor en los sectores ligados a la innovación.

Los que más defienden que estamos en una burbuja piensan que hay un exceso de dinero disponible: cada vez hay más fondos de capital riesgo y más grandes que han arrancado en los últimos años; family offices que se han sumado al barco con cierta cautela, pero cada vez más activos, y por último inversores ajenos al sector que contemplan las startups como una forma de diversificar en inversiones alternativas, algunos a través de vehículos de inversión colectiva y otros a través de plataformas de crowdfunding.

Más competencia en un sector como internet, donde copiar lo que funciona es tan fácil, también significa menor eficiencia financiera. Donde antes un negocio que innovaba y aportaba una solución real en internet, podía funcionar con 500.000 € de inversión; hoy los mismos negocios necesitan 2 o 3 millones de euros por los competidores con los que cuentan.

Critican también el teatro que se ha generado alrededor del mundo startup. Mucho show y poco business, dicen. Presentaciones multitudinarias de proyectos, emprendedores que van de evento en evento y de concurso en concurso. Y reclaman también que hay un exceso de aceleradoras e iniciativas emprendedoras.

Los que con mejores ojos ven el crecimiento del sector defienden que las startups aportan un nuevo modelo de creación de empresas. La felicidad de tus trabajadores importa, y en la mayor parte de los casos los planes de stock options hacen que los mismos participen de los resultados. El emprendimiento se democratiza y quien no tiene ahorros o un círculo de pasta también puede emprender, porque habrá inversores dispuestos a financiarle si demuestra talento emprendedor. Es un sistema mucho más meritocrático, horizontal e innovador, comentan.

En definitiva, ambos tienen razones de peso. El debate va a seguir ahí. Puede ser que llegue un momento en el que se pinche la burbuja (si la hubiese) o que se enfríe el sector. Si esto pasa, los emprendedores tendrán que demostrar por qué se les tilda de supervivientes y adaptarse de nuevo a los cambios que vengan. Al final, crisis es también oportunidad, ¿no?