Uno de los grandes retos del siglo XXI lo constituyen las migraciones, tema trasversal a las metas y Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados por las ONU en la Agenda 2030. Las migraciones representan un elemento esencial e influyen en el crecimiento demográfico y en las actividades económicas y sociales de los países afectados. Sus múltiples causas incluyen: los conflictos políticos, bélicos o religiosos; las problemáticas sociales, económicas y culturales; los adelantos tecnológicos en las actividades económicas; los desastres naturales como terremotos e inundaciones, y desastres ambientales vinculados al cambio climático, como la desertificación.

Una clasificación habitual distingue entre migraciones internas o nacionales (cambio de residencia dentro del país) y migraciones externas o internacionales (cambios de residencia entre países). La migración internacional se ha convertido en una característica intrínseca de la globalización, y afecta prácticamente a la totalidad de países, ya sea como países de emigración, de inmigración, de tránsito, o incluso los tres a la vez. En 2050 el número de habitantes de las ciudades alcanzará los 6.400 millones (doble del actual), configurando una enorme ciudad global.

Por lo general, las agendas políticas de los países abordan el tema de la migración poniendo el foco en su control, y no tanto en la aplicación de medidas que faciliten la incorporación de los inmigrantes en las esferas sociales. Consecuentemente, las migraciones tensionan el propio concepto de ciudadanía. Muchos gobiernos municipales y locales siguen sin contemplar la migración y los migrantes en su actividad de planificación y ejecución del desarrollo urbano.

El «Informe sobre las Migraciones en el Mundo, 2015 - Los migrantes y las ciudades: Nuevas colaboraciones para gestionar la movilidad», de la Organización Internacional para las Migraciones, examina el modo en que la migración y los migrantes están configurando las ciudades y la manera en que los migrantes forjan sus vidas en función de cada urbe, habitantes, organizaciones y normas.

El informe documenta los beneficios potenciales de todas las formas de migración y movilidad para el crecimiento y el desarrollo de las ciudades. Destaca cómo los migrantes, en su mayoría personas sanas en edad de trabajar, pueden facilitar apoyo comercial y humanitario entre las ciudades y los países, mejorando la resiliencia ante desastres y frente al envejecimiento de la población. La gobernanza urbana deberá incluir a los migrantes, facilitando viviendas asequibles, servicios públicos (salud, educación, transporte), aire puro, agua y espacios verdes, en beneficio de la vitalidad de la comunidad. Solo así, invirtiendo en inclusión social, podrá la migración generar beneficios para las ciudades.

La migración es, por tanto, un factor decisivo de la configuración de las ciudades sostenibles del futuro, junto con el cambio climático, el crecimiento de la población, el cambio demográfico y las crisis económicas.