Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Historias

València, mi roca

València, mi roca

Soy adicta al mar. Puede que mientras usted lee estas líneas, las primeras que escribo desde mi incorporación a Levante-EMV hace poco más de una semana, esté sentada en una terraza, con una copa de vino, diciéndole hola al Mediterráneo.

No es ningún secreto. Lo he hecho a menudo en los últimos años, aunque esta vez tengo muchos motivos para celebrar. Y no me sobra ninguno, créame.

Acabo de regresar a València, mi tierra, el baúl que guarda mis raíces, la roca que siempre está ahí, inquebrantable. Catorce años después de dejar la ciudad en busca de aventuras profesionales y, tras haberme sentido en casa en Barcelona, Nueva York y Madrid, he elegido volver al sitio donde empezó todo. Aquí descubrí que el periodismo es la profesión más bonita del mundo, que se puede vivir de hacer preguntas y que todo tiene una historia. Hasta los números.

Llego a un periódico muy vivo, que late de verdad con la vida local, autonómica, nacional e internacional, con la política, la cultura, los deportes... Un universo coral no especializado, muy diferente al que yo vivía hasta ahora, que me cautiva desde el minuto uno. Mi agradecimiento a los que han hecho posible esta aventura, ellos saben quienes son, ya es de por vida.

Me recibe una ciudad que está más bonita que nunca, igual que la Comunitat Valenciana. No lo digo por devoción a mi tierra, aunque la tengo, sino porque es así de verdad. No hay nada como alejarse unos kilómetros para echar de menos, para morirte de ganas de volver, para valorar las cosas buenas y para disfrutarlas. No todo es perfecto, nunca puede ser así, pero hasta sus grises la hacen más fascinante y digna de recibir todo el amor del mundo.

Si además vuelvo a casa y tengo a mi lado a mi familia, el verdadero núcleo duro de mi vida, qué más puedo pedir. ¿A que me entiende? Y si no, pruébelo si puede. Si no cambia de opinión, al menos habrá vivido de forma temporal un cambio de foco cien por cien recomendable. Su mente se lo agradecerá. Créame, otra vez.

Tengo la suerte de que también me acompaña un equipo de periodistas al que voy a pilotar y que es de diez. Con ellos les contaré historias de cifras y de letras, de la economía de la Comunitat, que goza de buena salud y que dispone de bastiones, de empresas que han resistido la crisis con éxito.

Ford y su inversión de 750 millones de euros anunciada esta misma semana son el mejor ejemplo. Y reconforta saber que se puede garantizar el futuro a medio plazo de una planta, la de Almussafes, cuya supremacía entre el resto de las fábricas de Ford es indiscutible. Conozco bien esas paredes valencianas de la firma del óvalo. Hasta le diré que he pasado más de una noche allí en mi vida anterior, antes de mudarme a Barcelona, jugando al parchís con otros colegas, mientras los directivos de la planta y los sindicatos cerraban el penúltimo convenio colectivo.

Esperemos que haya muchos más casos como el de Ford en el futuro. Que se los podamos contar. Y, por adelantado, le doy las gracias por leer estas historias.

Compartir el artículo

stats