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El informe

Bankia, de rescatado a salvador

El martes se cumplen cinco años de la aprobación del plan de reestructuración de Bankia, que desde entonces hasta hoy se ha convertido en un banco saneado, solvente y rentable, capaz de absorber a rivales más débiles como BMN

Bankia, de rescatado a salvador

La reunión más dura que ha tenido en toda su vida profesional José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, se produjo el 28 de noviembre de 2012. Ese día Joaquín Almunia, entonces vicepresidente de la Comisión Europea, iba a comunicar que Bruselas aprobaba el plan de reestructuración del banco, con un fuerte ajuste de oficinas y de plantilla. Era el precio a pagar a cambio de recibir fondos públicos europeos para su rescate por más de 22.000 millones de euros.

Hora y media antes de que Almunia compareciera en rueda de prensa, Goirigolzarri, que había llegado a la presidencia de Bankia seis meses antes en el marco de la nacionalización de la entidad, convocó a las 250 personas del banco con más responsabilidad. Quiso que se enteraran por él de que iba a cerrar 1.000 oficinas y a reducir la plantilla de 20.500 a 14.500 empleados. No era el plan que Goirigolzarri hubiera querido (su propuesta de plan estratégico contemplaba un ajuste menos severo), pero no quedaba otra que aceptar.

Goirigolzari seguro que recordará esa reunión el próximo martes, 28 de noviembre, cuando se cumplirán cinco años exactos de la aprobación del plan de reestructuración por la Unión Europea. Bruselas determinó en ese momento que Bankia podía "ser viable a largo plazo sin un apoyo continuado del Estado" pero le obligó a que antes de diciembre de 2017 se convirtiera en un banco mucho más pequeño (debía reducir su tamaño un 60% respecto al que tenía en 201o), centrado en banca minorista (particulares y pymes) y en su región de origen, sin cartera industrial ni presencia en crédito promotor. Además, los accionistas de Bankia y los titulares de productos híbridos(participaciones preferentes) tenían que perder parte del dinero invertido en la entidad para contribuir a pagar la factura de su rescate.

A un mes de que acabe el plazo máximo del plan de reestructuración, Bankia ha cumplido ya las exigencias de la Comisión Europea y es un banco saneado, solvente y rentable. Sus buenos resultados y su cómoda posición de capital le ha permitido volver a repartir dividendos y convertirse en una entidad financiera compradora. De rescatado a salvador de grupos más débiles, como BMN, que acaba de ser absorbido por Bankia.

No es descartable que el banco presidido por Goirigolzarri pueda participar en más operaciones de fusión si se acelera la concentración del sector financiero. Varios analistas empiezar a apuntar a Bankia como uno de los dos bancos que más puede ganar con la absorción de Liberbank, el banco de la antigua Cajastur. El otro interesado sería CaixaBank.

En este contexto, el reto ahora para Bankia es generar valor para el accionista con el fin de que el Estado, que controla más del 60% del capital, pueda desinvertir y recuperar así parte de las ayudas públicas. Conseguirlo no será fácil en un entorno de baja rentabilidad para la banca, con el precio del dinero prácticamente a cero (lo que presiona los márgenes de los bancos), la morosidad todavía elevada y las exigencias regulatorias de solvencia aún en marcha.

Deberes hechos

Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico y director adjunto de investigación del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), es "moderadamente optimista" porque "ya se hicieron los deberes". Maudos considera que el crecimiento económico español, si persiste, contribuirá a la caída de la morosidad del sistema financiero. También cree que el Banco Central Europeo cambiará su política monetaria y que se avecinan subidas de tipos de interés. Todo ello deberá contribuir a que Bankia y el resto de los bancos puedan elevar su rentabilidad, que hoy es inferior a la que exigen sus accionistas.

El analista sostiene que el Estado (a través del Frob) no debe precipitarse en su salida del capital. "No es el momento y conviene esperar", afirma Maudos, porque, en su opinión, sin dejarse llevar por las prisas se podrá sacar un mejor precio en el futuro y recuperar más ayudas públicas.Probablemente Goirigolzarri esté de acuerdo.

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