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El campo valenciano

Garantes de lo que pasa en el campo

La mesa de precios de cítricos del Consulado de la Lonja de València cumple una década asentando la cultura de la transparencia al fijar de manera regular y semanal las cotizaciones naranjeras en origen

El sector citrícola arrastraba tres campañas con precios ruinosos en el campo y se había extendido la llamada venta «a resultas»: es decir, los compradores adquirían productos a los agricultores sin contrato ni precio. Hace una década corrían tiempos muy duros y que coincidían con el arranque de la fatídica crisis económica de ámbito global debido a la dichosas hipotecas basura cuya extensión en EE UU condujeron a toda Europa -incluida España- a una etapa de recesión que puso patas arriba al sector financiero y al tejido empresarial. Entonces, en 2007, la actividad naranjera, un sector que produce alrededor de 7,5 millones de toneladas anuales, de las que exporta entre 3,8 y 4,2 millones a la Unión Europea (UE) así como a algo más de sesenta países tercero, comenzó a barruntar ideas para la puesta en marcha de instrumentos que dieran transparencia al mercado y que evitaran, sobre todo, que las ventas a pérdidas se institucionalizaran en la mayor parte del territorio naranjero.

Cuenta Jenaro Aviñó, presidente de la Mesa de Precios de Cítricos del Consulado de la Lonja de València, que el otrora secretario general del Ministerio de Medio Rural y Agua Josep Puxeu -un político especialmente sensible con los problemas del campo- planteó en una jornada agraria celebrada en la capital del Túria que para resolver esa cultura de la «venta a resultas» habría que crear una lonja de cítricos en València. Y así fue. El 30 de noviembre de aquel año arrancaba una institución que contó, desde el primer momento, con el respaldo del expresidente de la Asociación Española de Lonjas y Mercados en Origen (AELMO) Joaquín Salvo y del Prior y Cónsul Mayor de la Lonja de València Vicente Ebri, quien contactó con el presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado y el entonces máximo responsable de la Cámara de Comercio, Arturo.

Estas personas han sido claves para desarrollar una entidad «de la que no se tenía tradición alguna en el ámbito citrícola valenciano; a diferencia de las lonjas ya existentes y que otros emprendedores pusieron en marcha para defender sus intereses en otras materias primas de España como los cereales, así como en la ganadería en especies como el caprino y ovino, entre otras», apunta Aviñó.

Muestras «rigurosas y representativas»

Una junta directiva de 14 miembros formada a partes iguales por agricultores y operadores comerciales privados (no hay cooperativas) se reúne todos los lunes a las 16.30 horas en la Cámara de Comercio de València para apuntar cotizaciones de las diferente variedades de mandarinas y naranjas que se están registrando en los campos, de diferentes comarcas y localidades.

«Se trata de muestras rigurosas, representativas y fiables. La información de los agricultores y de los empresarios es representativa», destaca el presidente de la lonja citrícola. En realidad, «bien puede decirse que somos notarios de lo que pasa en el campo, pues no existe ninguna otra fuente que pueda aproximarse más a los datos que reflejan nuestros informes», resalta Aviño.

En esta corta trayectoria de tiempo la Lonja de València se ha convertido en claro referente para hacer negocio, pues según indican estudios internos que está elaborando la institución algo más de la mitad de los citricultores toma como referencia los precios indicados para sellar contratos de compraventa.

Sus gestores constatan que la «satisfacción es moderada» porque todavía hay mucho camino por recorrer para ganar en influencia y notoriedad, si bien como fuente de consulta supera con creces las ofrecidas por los observatorios de precios de las administraciones públicas. Según los datos manejados la entidad que preside Jenaro Aviñó durante la campaña 2016/2017 la web de la lonja citrícola tuvo más de 130.000 visitas, lo que indica un crecimiento sostenido durante las últimas campañas y llama la atención que las entradas proceden de cien países: Estados Unidos y los de la Unión Europea acaparan la mayor parte de los usuarios. Rusia, por cierto, es el tercer país del mundo que más tráfico de aporta a la página oficial de la Lonja de Cítricos de València.

Retos para el futuro

«La lonja citrícola valenciana sentó hace una década un precedente de transparencia al finalizar una etapa de caos y oscurantismo. Ha generado una cultura diferente y de responsabilidad para todos los agentes en un mercado donde los precios se configuraban aleatoriamente y desde entonces existe un referente, una guía solvente de la realidad de lo que pasa en el mercado citrícola», sostiene Aviñó. Por otro lado, le gusta recordar que «Joaquín Salvo decía que las lonjas fijan los precios, es el mercado quien pone los precios. Comparto esa afirmación», sostiene el presidente de la la institución valenciana.

De cara al futuro la institución se plantea retos ambiciosos. Uno es que el prestigio de la Lonja de València y su consolidación en el mercado impulse a los agentes del mercado a formalizar contratos de compras a futuro. Es decir, vender las cosechas fijando como precio establecido de antemano el que determine la lonja en la fecha señalada. Además, la lonja citrícola también aspira a un jugar un «papel determinante» como entidad de referencia para las nuevas normas y bases jurídicas que prepara la Comisión Europea (CE), a partir de 2018, sobre la Ley de la Cadena Alimentaria. Sin duda, el camino ya está trazado, ahora queda consolidar y ampliar su trabajo.

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