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Opinión

Nuevos retos para Ford

Ford continúa apostando por Valencia, así lo constata el anuncio hecho por medio de su presidente en Europa, con la adjudicación de la futura generación del Kuga y una inversión de 750 millones de euros

Nuevos retos para Ford

Ford continúa apostando por Valencia, así lo constata el anuncio hecho por medio de su presidente en Europa, con la adjudicación de la futura generación del Kuga y una inversión de 750 millones de euros. Es ya la tercera vez en los últimos 10 años, desde el primer acuerdo de inversiones allá por el 2007.

Es, sin duda, una buena noticia, tanto para la Comunitat Valenciana, aún sin corredor mediterráneo, como para los trabajadores de la fábrica y su polígono industrial. En términos económicos, Ford supone el 18% del PIB de la Comunitat Valenciana, el 25% de sus exportaciones: el 92% de los vehículos y motores, tiene como destino el mercado europeo y norteamericano principalmente. Y en cuanto a inversiones las hechas por Ford suponen más de 3.000 millones en una década.

En lo referente al empleo, no son cifras menores, y aún cobran más importancia en el entorno de un mercado laboral dominado por la precariedad y la temporalidad. Hablamos de 8.400 empleos directos -94% de ellos fijos y 3.300 en los últimos tres años- a través de la negociación y los acuerdos alcanzados entre UGT y la dirección. Además, habría que añadir alrededor de 20.000 empleos indirectos.

Nada es fruto de la casualidad, por supuesto. El camino recorrido ha sido largo y nada fácil para los trabajadores en su conjunto. Pero, sin duda, ha sido clave sabernos adaptar a los cambios, y valorar los acuerdos conseguidos durante estos años con la perspectiva que da el tiempo, y no en la inmediatez.

Lejos de morir de éxito, la adjudicación del nuevo Kuga, que sin duda traerá variantes «híbridas y enchufables», es simplemente un paso más, y va a significar nuevos retos que tendremos que afrontar a partir del año 2020, fecha en las que el sector del automóvil en general (algunas marcas ya lo están haciendo), y Ford en particular, tomarán decisiones para el devenir de la industria en Europa. El sólo cambio de la combustión a la electrificación, de confirmarse en los próximos años, supondrá menos de la mitad del empleo existente en las plantas de fabricación de motores en Europa.

Porque en la revolución tecnológica que vivimos, -nunca nuestro dedo pulgar fue tan usado-, y todo está al alcance de un click-. Los retos son desafiantes. En 10 años la industria del automóvil, como tantas otras, no se parecerá en nada a la de hoy. Se están tomando muchas decisiones y se tomarán más en los próximos tres o cuatro años, que afectarán sin duda, todavía más, a los trabajadores y a las relaciones laborales.

Ahora bien, es en ese nuevo mundo global a la vez que individualizado, donde emerge el ciberempleo -y la negociación colectiva ha sido cercenada por una reforma laboral que ha dejado huérfanos de esa protección a miles de trabajadores-, ese «mundo maravilloso» pretendido por las clases dominantes, donde hemos de trabajar por el futuro. En Ford vamos a afrontar una negociación con el objetivo de mantener el poder adquisitivo de los salarios y el empleo, sin perder de vista el largo plazo, que para un trabajador debe ser, sin duda, alcanzar una jubilación digna al finalizar su vida laboral, por lo que será un punto fundamental incluir a más de 4.000 trabajadoras y trabajadores que ya son fijos en un plan de previsión para la jubilación donde la empresa se comprometa a hacer una aportación mensual.

Y es que los nuevos desafíos están llamando a la puerta con fuerza, y algunos son incluso desconocidos, pero no vamos a olvidar, en ese difícil equilibrio entre los intereses de la empresa y los legítimos intereses de los trabajadores, la parte que corresponde a los retos sindicales.

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