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Informe

Trenes en València con 120 años de historia

La empresa de material ferroviario sale reforzada tras el desembarco de Stadler y se propone crecer en Europa y países con potencial de crecimiento de África y Latinoamérica

Grupo de trabajadores de Stadler en Albuixech. Daniel Tortajada

Aunque ha cambiado de nombre unas cuantas veces durante este último siglo (Talleres Devis, Macosa, Alsthom, Vossloh y Stadler) la fábrica de trenes de València mantiene su presencia y posiciones de liderazgo en el competitivo mercado ferroviario del transporte de pasajeros de todo el mundo. Contadas mercantiles pueden presumir de levantar en España un auténtico legado industrial y de ingeniería tan amplio como esta histórica compañía. Íñigo Parra, capaz de seducir a tres grandes multinacionales, continúa al frente de la firma tras el último cambio accionarial. «Sin temor a equivocarme creo que casi todos coincidiremos que conmemorar el 120º aniversario de una fábrica en España es un acontecimiento excepcional que no puede pasar desapercibido», sostiene el presidente de Stadler Rail València.

La planta de Albuixech ha logrado convertirse en referente de la industria española al reinventarse y salir reforzada de cada dificultad en estas últimas décadas. «Las dificultades -asegura el máximo responsable de la multinacional en España- deben servirnos como aprendizaje para mejorar. Durante la vida de una empresa tan longeva los problemas han sido diversos y no simples de superar aunque la autosuperación, que en algunos momentos pasa por reinventarse, ha permitido que hoy estemos aquí; sin olvidar a los que lo hicieron posible».

Parra, ingeniero industrial y vinculado a la fábrica desde hace casi dos décadas, considera que uno de los principales factores de éxito han sido y son los recursos humanos, «claves para la profesionalidad, iniciativa, trabajo en equipo, capacidad de innovación y espíritu de mejora trasferidos durante más de cinco generaciones en esta compañía», apunta.

Sector industrial en España

Según Parra dirigir la mercantil es «motivo de orgullo». Dentro de un panorama en el que el sector industrial ha visto reducir su peso dentro de la economía, contar con una de las fábricas más modernas y grandes del país y con un peso de la parte de innovación causa satisfacción. «No podemos dar la espalda a la industria que queda y sobre todo a la que es rentable e innovadora. Las administraciones públicas tienen el deber de potenciarlas mediante planes de inversión a medio y largo plazo que nos ayuden a competir en igualdad de condiciones con grandes empresas de otras latitudes como China o India», destaca Parra.

Muy arraigado a València, el máximo responsable de la corporación industrial considera muy relevante mantener la fabricación en el lugar de origen. «La apuesta por la innovación -indica- ha permitido conformar el compromiso de mantenernos en València y no solo una estructura organizativa de mero ensamblaje, sino todo un centro tecnológico donde se analiza la demanda del mercado para investigar, diseñar y posteriormente fabricar productos que satisfagan de forma competitiva las necesidades de la sociedad y de nuestros clientes».

Con el ojo en el Corredor Mediterráneo

Dentro de su amplia cartera de productos Stadler considera clave la polivalencia de los mismos para poder crecer en el futuro. «Consideramos primordial incrementar el valor añadido con vehículos versátiles, fiables, eficientes, confortables y seguros que se adapten a sus necesidades concretas y que ayuden a incrementar la rentabilidad de las operaciones comerciales. Pero además es muy importante atender a las necesidades y demandas de los ciudadanos ya que más tarde también se convertirán en necesidades y demandas de nuestros clientes», explica Parra.

En ese sentido, la reducción de emisiones o contaminación acústica son aspectos fundamentales en los nuevos diseños de esta firma. Por otro lado, la accesibilidad de personas con movilidad reducida o la seguridad activa y pasiva son prioridades ya incorporadas en los procesos de producción.

Respecto al futuro, Parra se muestra optimista. La compañía está en un buen momento y bien asentada en Europa con locomotoras y trenes ligeros circulando por todo el continente. «Recientemente hemos desarrollado una nueva generación de locomotoras, que llamamos Eurodual, que es la solución para el transporte transfronterizo de mercancías a través de ejes como el Corredor Mediterráneo». Otra prioridad para los próximos años es crecer en dos mercados con un amplio potencial de desarrollo ferroviario: África y América Latina. «Bajo el paraguas de Stadler -indica Parra- se ha reforzado la posición de la planta en el segmento de vehículos de pasajeros y estamos en condiciones óptimas para afrontar esa expansión».

Centro propio de I+D+i

El centro propio de investigación, desarrollo e innovación es piedra angular para la factoría valenciana. Así lo cuenta Antonio García Ricós, responsable del proceso de diseño de los trenes. Esta es una de las principales capacidades de la multinacional y que aumenta su valor añadido. En esta tarea coordina a 200 técnicos que se apoyan en ocasiones con ingenierías externas (otras 100 personas); lo que demuestra la envergadura requerida por este departamento encargado de preparar ofertas de clientes, garantizar la homologación de acuerdo con las normativas de cada país así como aportar el know-how a través de su propio centro de I+D+i. «La oferta podemos prepararla entre tres y seis meses, dependiendo de si el cliente es público o privado, una vez definidos los parámetros técnicos y económicos», puntualiza este técnico. Los operadores privados focalizan más su interés en conseguir resultados y costes.

«Una vez se logra el contrato se desarrolla el tren, cuya parte de ingeniería y desarrollo del concepto se prolonga entre nueve y trece meses. Hay que buscar proveedores, aportar planos, esquemas, desarrollar software... En fin, proceso largo porque una locomotora, por ejemplo, requiere 7.000 planos», destaca. «La parte más complicada es pensar las funciones», advierte.

También el apoyo de la ingeniería en la fase de producción de los trenes se mantiene en los talleres. «Uno de los valores de Stadler es que somos muy flexibles a la hora de adaptarnos a las necesidades de los clientes. Es llamativo que después de más de un siglo la propiedad intelectual de la fábrica valenciana siempre ha estado aquí», puntualiza García Ricós.

Formación profesional

Miguel Cerdá, director industrial de Stadler Rail València, considera que la planta mantiene el «compromiso, pasión y creatividad». En ese sentido, comenta que «la inversión industrial es muy grande y lo realmente importante es que la producción se ha quedado porque somos competitivos en el mercado, apostamos por el diseño y por el producto final», explica el ingeniero al frente de una plantilla de 500 trabajadores en diferentes naves de la factoría. Con carga de trabajo para operadores de Estados Unidos, Francia, Alemania, Austria, Reino Unido y República Checa, Cerdá asegura que los procesos de soldadura, pintura, pegado de piezas, trabajos eléctricos y ensayos son «claves» en este oficio. Por eso es clave el proceso de formación profesional. El director industrial destaca la necesidad de diseñar «robots a medida» porque también los trenes se fabrican «a medida». Además destaca que la planta valenciana tiene todos los procesos integrados. «En tecnología y costes somos muy competitivos.

El ingeniero Ignacio Erce es director de Operaciones, Coordinación y Mantenimiento y asegura que dentro de Stadler cada pedido recibido se convierte en un proyecto y cada uno de ellos está gestionado por un equipo multidisciplinar.

Coordinación

La coordinación de dicho equipo es llevada por el departamento de Operaciones a través de la figura del jefe de proyecto que, además, entre sus otras funciones figura la de mantener la relación con clientes e informar a la dirección del estado del pedido.

La relación con el cliente a lo largo de la vida del proyecto se mantiene para el buen devenir del mismo. Puede durar, en un vehículo de nuevo diseño, entre tres y seis años en función del número de unidades adquiridas. Y requiere mantener una comunicación permanente y transparente, así como informar de la evolución de su pedido «estando abierto a sus solicitudes y generando un estado de confianza mutua», afirma Erce.

Durante los últimos diez años la mayoría de los clientes son extranjeros. «Podemos decir que productos diseñados y fabricados en València están en estos momentos circulando por prácticamente los cinco continentes: Estados Unidos, Brasil, Egipto, Israel, Noruega... Esto hace que los jefes de proyecto deban adaptarse a las características propias de cada país a la hora de relacionarse con los clientes. «La relación con estos no termina cuando se entregan los vehículos sino que suele durar muchos más años a través de los servicios que les prestamos», destaca el director de Operaciones.

Servicios como garantías, mantenimiento de equipos, venta de repuestos o apoyo técnico se realizan en las propias instalaciones del comprador, lo que hace que en la actualidad tenga casi 40 personas viviendo y trabajando en 21 instalaciones en más de 15 países. «Esto nos motiva y nos anima a tener una estrecha relación con todos ellos desde el principio por que, al final, después de tanto tiempo juntos, son ya parte de nuestra familia», concluye.

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