Entre el cúmulo de adversidades que vive el sector del cemento en España (sin obra pública, sin edificación privada, con la exportación en retroceso y la factura de la luz en picos históricos) aparece a última hora la tasa contra los vertidos y la incineración de residuos que impulsa la Generalitat. Medio Ambiente ha incluido como una práctica a penalizar la valorización de residuos, que es el proceso a partir del cual se convierten residuos en combustible.
«Lo veo desmotivador, con franqueza. Hay muchos sitios donde el servicio que las cementares hacen valorizando energía y tratando determinados combustibles procedentes de residuos es muy apreciado. En Europa hay países donde los grupos verdes defienden esto. Entienden de qué se trata. [La propuesta de la Generalitat]Me desmotiva. En vez de ofrecer ideas hay gente que se maneja mejor causando alarma», asegura sobre los responsables de la Conselleria de Medio Ambiente. «Esta es una industria reglada, las autoridades tienen información on line de emisiones, estamos completamente conectados con las administraciones. Hablamos con datos y otros se dedican a crear alarma», lamenta.
«Si esto pasa en un momento con un nivel de beneficios de hace 10 años, sigue siendo un palo, pero ahora el momento es delicado. Todos estamos haciendo grandes esfuerzos para pasar la crisis. Lo que me desmotiva es que en un tema que apoyas algo que entiendes positivo, intenten poner una china en un sector que está en un momento crítico».
Desde Cemex destacan la apuesta desde el principio por reducir al mínimo el impacto sobre el entorno. «Hemos tenido siempre la tecnología más avanzada disponible. Lo mejor que hay para tratar el CO2, filtros,... Hemos ido poco a poco haciendo cementos con menor huella de carbono», añaden. Según sus datos, entre 2015 y 2016 han ahorrado 716.000 toneladas de emisiones de CO2 por el uso de combustibles alternativos, equivalente a lo que emitirían 255.000 coches circulando un año.
