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Opinión

A lo mejor no fue tan malo 2017

No se puede decir que el año pasado fuera un tiempo de buenas noticias para el mundo patronal valenciano. ¿O si?

No se puede decir que el año pasado fuera un tiempo de buenas noticias para el mundo patronal valenciano. ¿O si? Juzguen ustedes.

En puridad, el año se inició con la defunción de la patronal autonómica Cierval y terminó con el anunciado entierro de la provincial de Alicante Coepa. Fueron doce meses, además, en que hubo tiempo de ir administrando la extrema unción a la castellonense CEC, que, si no ocurre un milagro a todas luces milagroso, enfilará el camino al cementerio a no mucho tardar. No obstante, de este desolador panorama ha emergido la provincial de València, la CEV que preside Salvador Navarro, como la nueva representante de los empresarios de la Comunitat Valenciana. La liquidación de Coepa y la agonía de la CEC ha propiciado una tendencia que se va a acelerar en los próximos meses: la incorporación de federaciones, asociaciones y empresas de Alicante y Castelló. Con sus estatutos reformados, la CEV celebrará en marzo una asamblea electoral que renovará a Navarro y la dotará de unos órganos de gobierno de ámbito realmente autonómico y no provincial, como sucede ahora mismo. Tal vez lo más trascendente es que la nueva organización nace como un ente vertebrado de toda la región, donde los territorios han cedido todo el protagonismo a las empresas y las sectoriales.

Me parece una buena noticia en una tierra que tiende a lo centrífugo, aunque el éxito de una fórmula tan poco usual en esta autonomía dependerá realmente de la capacidad de integración real que tengan Navarro y el resto de dirigentes que liderarán la nueva patronal a partir del mes de marzo. Una cosa es vertebrar y otra muy distinta uniformizar o imponer criterios. Sobre el papel, el proyecto cumple esos parámetros. Ahora falta que no se tuerzan en el día a día.

Si en el ámbito patronal las cosas, al final, no han ido tan mal como podría parecer, en el de las ferias da la impresión de que empieza a encauzarse su futuro. En sí mismo es una noticia. La recuperación económica ha dado un balón de oxígeno a Feria Valencia, que ahora no requiere de urgencia la llegada del sector privado, pero resulta como poco sorprendente que la nueva administración haya tardado dos años y medio para llegar a similares conclusiones a las que llegó la del PP. Pero bueno, aunque tarde, los decretos aprobados por el Consell a finales de diciembre parece que ahora sí despejan el camino y que Feria Valencia no tardará -a ver si es en este mismo 2018- en iniciar contactos formales con posibles operadores interesados en su negocio. A ver qué encuentran.

Por último, pero tal vez más importante, en el tramo final de 2017 se consumó el traslado a València y Alicante de las sedes sociales, de CaixaBank y Banco Sabadell, respectivamente, por la crisis catalana. A lo largo de 2018 se empezará a comprobar la magnitud de estos cambios y si las dos entidades refuerzan sus nuevos domicilios sociales en personal y servicios.

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