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Opinón

El bitcoin y el «Oráculo de Omaha»

El último grupo de «idols» japonesas se llama «Kasotsuka Shojo», que traducido al castellano es algo así como «Las chicas de las monedas virtuales». El grupo, formado por ocho adolescentes, debutó hace una semana en Tokio ante una multitud enardecida. Todo lo que suena a bitcoin hace caja.

En ese ambiente de euforia, de pompero que carga el diablo, se escuchó la voz del «Oráculo de Omaha» para augurar que «las criptomonedas tendrán un mal final». Warren Buffet, el carismático inversor octogenerio, lanzó el vaticinio en una entrevista concedida a la cadena CNBC. «Cuándo ocurrirá o cómo, no lo sé», añadió el multimillonario presidente de Berkshire Hathaway, que apuntó que nunca ha invertido en criptomonedas. Pero, si está tan seguro de que acabarán mal, un hombre de su olfato ¿por qué no mantiene posiciones cortas en las monedas virtuales para sacar beneficios de su posible caída?. «Ya me meto en suficientes problemas con cosas sobre las que pienso que sé algo. ¿Por qué debería ponerme largo o corto en algo sobre lo que no sé nada?», respondió el «Oráculo de Omaha» aplicando la primera regla básica del inversor: conocer lo que compras.

Sobre las criptomonedas hay mucho desconocimiento y mucha excitación, una peligrosa mezcla en un contexto de rendimientos del ahorro deprimidos. Incluso gobiernos como el de Corea del Sur, donde el mercado de monedas virtuales representa entre el 20 y el 25% del total mundial en función del volumen de transacciones, estudian ahora prohibir los mercados de criptomonedas por sus riesgos. Las autoridades y los reguladores no han dejado de advertir de su valoración excesiva (el bitcoin se revalorizó el pasado año el 1.866%) y de su volatilidad, pero los entusiastas de las criptomonedas alegan que esas críticas son juicios interesados de los poderes monetarios que temen perder el control frente a unas divisas digitales que operan sin emisor central, sin respaldo oficial y al margen de las fronteras.

El pasado mes de septiembre, el presidente y consejero delegado de JPMorgan, Jamie Dimon, criticó la fiebre de las monedas virtuales señalando que despediría a cualquier empleado del banco que negociase bitcoins y añadiendo que se trata de un fraude. Sin embargo, la semana pasada, en una entrevista en Fox Business, el máximo ejecutivo de JPMorgan suavizó su postura sobre el tema al señalar que la tecnología que sustenta el bitcoin, blockchain, «es algo real» y que las emisiones de criptomonedas (ICOs) deben mirarse «individualmente». No obstante, Dimon sigue dándole la espalda al bitcoin. «No estoy interesado en absoluto», afirmó ahora que parece que ha profundizado en el tema.

Si las criptomonedas no interesan ni a los banqueros ni a los grandes inversores, ¿quienes las están acumulando en sus monederos digitales?.

En el concierto de las «Kasotsuka Shojo» había unos cuantos porque la entrada solo podía adquirirse con monedas virtuales. Ese condicionante y las máscaras de colores con efigies de divisas que tapaban el rostro de las integrantes del grupo adolescente era lo único peculiar del concierto. Las canciones empalagosas y el atuendo de las cantantes (faldas cortas con enaguas, delantales de criada y medias con encaje sobre la rodilla) eran los habituales en el universo de las «idols» japonesas. Nada nuevo sobre la tierra aunque su público esté convencido de que va a tocar el cielo con sus monedas virtuales. Por cierto, el primer éxito de las «Kasotsuka Shojo» se titula «La luna, las monedas virtuales y yo».

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