Las plantas de generación eléctrica de Abengoa son icónicas porque utilizan miles de espejos para concentrar la luz del sol en una torre. Es una tecnología denominada de concentración solar que necesita instalaciones muy grandes para ser rentable. Un grupo de ingenieros valencianos ha miniaturizado ese sistema para que pueda ser útil a las empresas como sustituto del gas natural. Las placas dirigen la energía solar a un tubo por el que pasa agua o aceite para conseguir vapor. Con este sistema se produce calor de las mismas características que el generado en las calderas tradicionales, pero reduciendo el coste un 35 %. La empresa emergente se llama Solatom y ha nacido y crecido dentro de la incubadora y aceleradora de Lanzadera. Los responsables de Lanzadera fueron a un garaje donde los emprendedores tenían su primera maqueta y apostaron por ellos. Un año y medio después, Solatom ya ha instalado el sistema con éxito en dos fábricas y está en pleno crecimiento. Los responsables del proyecto insisten en que el invento es muy útil porque dos tercios del consumo energético en la industria es calor, no electricidad.

Al frente de la empresa emergente están Miguel Frasquet, Juan Martínez, Carlo Terruzzi y Raúl Villalba. La idea comenzó a madurarla el ingeniero industrial Miguel Frasquet. «Cuando terminé la carrera en la Politècnica comencé a trabajar en los desarrollos de la energía solar, sobre todo con la tecnología de concentración solar. En mi tesis diseñé un sistema de concentración solar que era transportable con la intención de que se pudiera utilizar en campos de petróleo. Con la producción de vapor a través de este sistema se puede conseguir sacar más petróleo. Después, nos dimos cuenta de que hay una necesidad en las fábricas, sobre todo de alimentación, de energía térmica que va por agua o aceite caliente, y adaptamos el sistema», señaló Frasquet. El principal problema que tuvieron que afrontar fue que la generación de energía tecnosolar necesitaba instalaciones muy grandes para ser rentable. En España este tipo de plantas mide dos kilómetros cuadrados y en Marruecos hay una de cuatro kilómetros cuadrados.

«Estas dimensiones no son adaptables al tamaño de una fábrica. Nosotros decidimos hacer módulos más pequeños utilizando esa misma tecnología. Lo fabricamos todo en nuestro taller y lo trasladamos montado a las fábricas donde van», aseguró Frasquet. Las plantas de generación de energía que fabrican se pueden trasladar en contenedores de 20 pies (6 metros de largo). «El tamaño final de la instalación depende mucho de la cubierta que tengan las industrias y puede ser desde 36 a 1.000 metros cuadrados», puntualizó el cofundador de la compañía.

Los espejos funcionan como los girasoles que van buscando la luz del sol. «Hemos desarrollado un algoritmo con el que todos los espejos apuntan a la tubería por la que pasa el aceite o el agua», precisó Miguel Frasquet. El responsable de la compañía precisó que han logrado reducir el tamaño de las plantas con un sistema modular que funciona como si fueran piezas de Lego. «Gracias a esta solución hemos conseguido hacerlo transportable, que es esencial para sea rentable. Lo producimos en nuestra fábrica de Aldaia y lo podemos transportar como si fuera un contenedor. Este sistema no es nada competitivo en plantas energéticas grandes», indicó. Por contra, el sistema es muy útil para fábricas que tienen, por ejemplo, procesos de fermentación, pasteurización o fundido de grasas. «La industria está llena de procesos térmicos. La ventaja con este sistema es que se reducen las emisiones de CO2 y se ahorra en la factura de gas o gasoil», destacó Miguel Frasquet.

La empresa entró en Lanzadera en 2016. «Hemos hecho todo el recorrido. Vino gente de Lanzadera al garaje de Oliva donde teníamos la maqueta y nos cogieron para incubar la idea. Ahora ya hemos crecido y estamos con las primeras ventas», subrayó el cofundador de Solatom.