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Adaptarse o morir

En lo que respecta a la agricultura el agua es igual a vida. Allí por donde corre da riqueza. El agua posiblemente sea el elemento más preciado y necesario del mundo, o por lo menos en el mundo de los agricultores. En la Comunitat Valenciana la agricultura juega un papel importante en la economía, aunque haya políticos que todavía no se lo acaban de creer, es fuente de riqueza y el motor de la economía de las zonas rurales, porque hay mundo más allá de las ciudades que viven de la agricultura y de la industria que rodea a esta. Y en la agricultura el agua juega un papel potenciador de la diversidad de cultivos así como de su productividad.

En la Comunitat Valenciana durante los últimos treinta años se ha hecho un gran esfuerzo en reconvertir parte del secano a regadío, en 2017 ya más del 50 % de las hectáreas cultivadas ya disponían de agua. El agua está vinculada directamente a la viabilidad económica de las explotaciones, en los últimos 30 años solo un 6,9 % de la superficie de regadío se ha abandonado, sin embargo la superficie de cultivos secano se ha reducido en un 44 %. No cabe duda de la importancia que la disponibilidad de agua supone para nuestra agricultura, bien pues año tras año, y ya vamos por el cuarto, en nuestra autonomía, se viene aplicando el decreto de sequía severa y ahí queda la cosa, como si con eso se arreglara el problema.

Esta semana en el Congreso de los Diputados, se ha aprobado la Ley de medidas urgentes para paliar los efectos de la sequía, parece que el Gobierno después de estar años diciendo por activa y por pasiva que tenemos un problema grave de sequía ya se ha enterado. Desde UPA-PV aunque la medida llega tarde la valoramos positivamente y exigimos al Gobierno urgencia en su aplicación y una dotación presupuestaria adecuada. Como decía llega tarde, ahora el problema ya lo tenemos, la gravedad de la sequía que afecta a nuestro país desde hace unos años, y con una grave incidencia en el 2017, está ocasionando importantes pérdidas económicas a los agricultores y ganaderos en prácticamente todos los sectores y a lo largo de toda la geografía, situándose en muchos casos en los límites de su viabilidad. Y la ley de sequía paliará las pèrdidas pero no soluciona el problema estructural, por eso digo que llegamos tarde.

Con una superficie de secanos y regadíos prácticamente al 50 % del suelo agrario útil las pérdidas en la agricultura y en la ganadería en general han sido cuantiosas y han supuesto pérdida de cultivos de secano y de pastos para el ganado. Desde la UPA le pedimos al Gobierno de la Generalitat Valenciana que afronte este problema con urgencia, no para poner tiritas al sector, que también, pero sobre todo para anticiparse a este. Hay que ponerse a trabajar y estudiar seriamente un plan integral de adaptación al cambio climático y por una vez, como dicen en mi pueblo «ir por delante de la tronada».

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