Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Reportaje

El dique de Puerto Mediterráneo

El turolense Salvador Arenere es el sostén del proyecto comercial de Paterna. Con 35 años de banca a sus espaldas, dirigió, durante nueve días, al Real Zaragoza

El dique de Puerto Mediterráneo

Salvador Arenere se ha convertido en la cara y la resistencia de Puerto Mediterráneo, el proyecto comercial y de ocio previsto para Paterna rechazado por el Consell y que busca nuevas vías para salir adelante. Algunas de las personas con las que ha entablado complicidad en València aseguran que, de no ser por su empeño personal, los ingleses, el operador de centros comerciales Intu, ya se habrían marchado con sus libras a otra parte. Él lo niega. «Para nosotros la C. Valenciana es un territorio estratégico y cuando decimos que queremos estar en un sitio es una voluntad firme. Da igual dos años antes o después. Nunca pensamos que estaríamos ocho años sin haber empezado, pero se han hecho cosas. Hay un gran apoyo social, es un proyecto espectacular para luchar contra la estacionalidad turística, que permitirá 'paquetizar' demanda turística de Reino Unido», defiende.

Detrás de este elocuente aragonés, 'vendedor' de un proyecto cuyas bondades lleva pregonando desde 2011, se esconde un personaje poliédrico, algo más que un comercial, que se mueve por la C. Valenciana como pez en el agua. Hijo del dueño del almacén de coloniales de Mora de Rubielos, Salvador Arenere (1951) viajó nada menos que a Paterna para hacer el bachillerato superior. «Nadie podrá decirme que soy un paracaidista en Paterna», bromea este exalumno de Lasalle, que presume de vínculos valencianos.

Arenere sabe vender. Ha pasado más de la mitad de su vida en banca. Sus 35 años de carrera en el sector le llevaron a dirigir las tres oficinas del Banco Central Hispano en Benidorm, fue director regional de la entidad en el área de Aragón, Navarra y la Rioja, y finalmente director comercial de Banco Santander en Aragón. De ahí dio el salto a los centros comerciales, concretamente a la firma Eurofund. Todo comenzó en Puerto Venecia, el centro comercial de referencia en Aragón y uno de los más grandes de Europa. Allí conoció a Ian Sandford, que llegó a Aragón para desarrollar el centro, así como a Nick Hodson, su otro socio que también se encargó del desarrollo de Puerto Venecia a través de la firma promotora British Land. Los ingleses se quedaron en España e hicieron camino. Arenere es hoy parte de Eurofund, con activos en España y Portugal, entre ellos el complejo Alzamora (Alcoi). A través de una sociedad conjunta con Intu, desarrollan proyectos en Torremolinos, Vigo y el de Paterna.

Pero en València parece haber embarrancado. «España tiene una asignatura inaplazable que es la modernización de la administración. Que en el siglo de la revolución tecnológica no se quiera modernizar para facilitar proyectos de todo tipo es una asignatura pendiente. Con 3,5 millones de parados, si hay proyectos de inversión privada debe haber un canal más rápido y definido», lamenta este directivo formado en Cunef y máster de Dirección Bancaria.

El bloqueo del proyecto ha movilizado incluso al Gobierno británico. El embajador, Simon Manley, intercedió para desatascarlo con una reunión en el Palau de la Generalitat. Intu es el primer inversor británico en España. Es una división del holding The Peel Group, con intereses en puertos, aeropuertos, energía o medios de comunicación. En los despachos de Intu manejan un mapa de España con diez ciudades marcadas; diez puntos densamente pobladas que concentran a hora y media en coche el 80% del gasto en retail. Intu quiere un centro en cada una de esas ciudades. València es irrenunciable.

Arenere, por su parte, ha estrechado lazos en la capital. El presidente del lobby AVE, Vicente Boluda, medió por el proyecto con una carta al presidente Ximo Puig. Salvador Navarro, presidente de la patronal CEV, también hace campaña. De hecho, ha metido a Arenere en el consejo asesor de la patronal.

Aunque en València es básicamente la cara de Puerto Mediterráneo, Arenere es conocido en Zaragoza por otras facetas. Fue uno de los impulsores de la Expo del Agua de Zaragoza en 2008, y desde hace trece años preside Adea, el mayor foro de directivos de Aragón, que antes tenía cien socios y ahora 1.200. En sus charlas han estado desde Aznar a Inés Arrimadas pasando por Rubalcaba o el jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra.

El polifacético Arenere, casado y con dos hijos (uno periodista), también ha tocado el sector turístico. Junto a sus hermanos reconvirtió una masía familiar heredada en un hotel con encanto, Mas de Cebrián, a tiro de piedra de Valdelinares y Javalambre. En el tiempo que le queda libre, entre viaje y viaje, disfruta de alguna que otra pasión, como la bicicleta, su apartamento de Benicàssim o su Real Zaragoza. La pasión por el club le llevó a consejero delegado en 2011, en una las crisis que han sacudido al club en su historia reciente. La aventura duró solo nueve días. Incompatibilidad con el propietario, explica.

Arenere es futbolero. Superados los 65, se faja en partidillos semanales con ilustres compañeros de vestuario. Ha jugado con Señor (el del 12-1 a Malta) o el exprimera Moisés. «En su Liga no juego, ahí pegan, yo solo en los entrenamientos. Soy jugador de toque, de espacios pequeños», bromea. La habilidad le vendrá bien en València, donde lleva ya siete jugando en un campo político cada día más estrecho.

Compartir el artículo

stats