En vísperas de mayo (primer mes del calendario sin «r») comienza la puesta a punto de las 22 bateas ubicadas en aguas abrigadas de los puertos de València y Sagunt para comenzar la campaña de comercialización de la clòtxina. El sector se moderniza con cinco nuevas instalaciones tras invertir alrededor de 100.000 euros en cada plataforma y espera alcanzar una producción algo superior a las 890 toneladas, que es la que consiguió en 2017, según datos de la Conselleria de Agricultura. El presidente de la Agrupación de Clotxineros de los puertos de València y Sagunt, Juan Aurelio Aragonés, se muestra optimista. Dice que «la temporada arranca con buen pie en cuanto a calidad y volumen de producción» para un negocio pesquero que lleva casi 120 años en el recinto del Grao y proporciona empleo a unas 100 familias y de forma indirecta, a más de 600 trabajadores. La Comunitat Valenciana es la tercera en producción de este tipo de bivalvos tras Galicia y Cataluña y el tirón comercial del producto en los últimos años ha impulsado la creación de empresas, entre estas Clochineros de Valencia S.L. Según Aragonés, la renovación de las instalaciones resulta clave para sostener un negocio que pasa de padres a hijos y cuyo mercado se reduce al ámbito de València. Se distribuye sobre todo a través de un canal mayorista (Mercavalencia) y su limitada producción todavía no permite salir fuera del territorio autonómico. Los llamados mejillones del Mediterráneo son una parte muy importante de la gastronomía de la capital del Túria. La producción es vigilada de cerca por la Conselleria de Agricultura, que vela por su calidad y seguridad alimentaria tras aprobar, hace una década, la «Marca de Calidad CV». Los productores sostienen que tienen mucho más sabor que las de Galicia y Cataluña.
