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Transparencia empresarial

Hasta hace relativamente poco tiempo, las empresas y otras organizaciones han actuado como «cajas negras», sin que trascendiese su visión, valores y procesos, tanto más el carácter o «alma» de estas entidades. Distintos factores están propiciando un aperturismo, más allá del impulso actual de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Destaca la hiperconectividad en que vivimos, que exige a las organizaciones mayor interacción con su público objetivo mediante publicaciones, canales de comunicación abiertos y muestras constantes de su interés hacia los usuarios para crear y consolidar vínculos con ellos.

La reciente crisis de confianza en las empresas (menos del 40% de la población confía en que las compañías «hacen lo correcto») ha hecho emerger la transparencia y la honestidad como factores esenciales en la construcción de credibilidad y reputación, agregando valor y rentabilidad. Un impacto positivo sobre el entorno y una oferta comprometida que implique hábitos de consumo más sostenibles y éticos son aspectos muy valorados por los consumidores en este contexto. Compradores y vendedores se califican entre sí en múltiples plataformas de comercio electrónico y la transparencia trasciende el propio público objetivo de las organizaciones para llegar al conjunto de stakeholders y a toda la sociedad.

Dentro de las organizaciones, la transparencia permite empoderar a la plantilla, alinear voluntades con la estrategia empresarial y mejorar la toma de decisiones y la resolución de problemas, al otorgar roles proactivos frente a retos y contratiempos. Forbes señala cinco rasgos distintivos de una cultura empresarial transparente: comunicar la misión y visión, no sesgar la información, no demorar la información, dar acceso a documentos importantes y confiar en el uso de las redes sociales. Como contrapunto, McKinsey reflexiona sobre algunas desventajas: debates interminables por exceso de información, pérdida de creatividad por miedo a un exceso de visibilidad y reacciones negativas al hacerse pública información individual sobre desempeño y retribución.

Algunas empresas aplican la transparencia para destacar sus valores éticos y su preocupación por la sostenibilidad. C&A (indumentaria) revela el nombre, ubicación y número de trabajadores de sus fábricas por todo el mundo. Cosentino (revestimientos) ha publicado su informe de sostenibilidad en Instagram para llegar a un público joven y comprometido. GlaxoSmithKline (farmacéutica) ha obtenido la máxima puntuación en el índice AllTrials sobre transparencia de los ensayos clínicos, por su compromiso de publicación de datos de sus ensayos científicos. Un último ejemplo nos lo ofrece Everlane (moda), con su política de «precio transparente», detallando dónde y cómo fabrica sus prendas, su coste real de producción desagregado y el precio a pagar, comparándolo con el comercio tradicional.

En definitiva, las empresas deberán apostar esta forma de confianza, quizás no como fin en sí mismo, sino como medio para conseguir un entorno propicio que contrarreste la incertidumbre de los tiempos que corren.

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