Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fernando López

Paisajes íntimos

La atracción por estancias abandonadas es bastante frecuente en la fotografía contemporánea

Paisajes íntimos

La cámara y su posterior presentación en blanco y negro acentúan, si cabe, el rápido deterioro que el abandono ocasiona. No ocurre lo mismo en la pintura. Reproducir esa sensación de dejadez y ausencia que produce ver lugares, antaño poblados de olores y sonidos humanos ahora invadidos por la nada, no debe ser tan fácil. Espacios vacíos de muros pintados y graffiteados, polvo y suciedad cubriendo cada rincón, roedores y demás bichos entrando y saliendo a sus anchas a través de ventanales de cristales rotos no desencadena en el espectador la misma sensación desoladora, probablemente porque el artista que nos ocupa, Fernando López, más que representar el deterioro, parece recrearse en él, realizando unas pinturas realmente atractivas.

Estos óleos e infografías, jugando siempre entre tonos rojizos, anaranjados y marrones, aciertan en recrear la tridimensionalidad de las habitaciones, bien sea por esa luz tamizada que ilumina desde un lado, poniendo en valor las sombras, las texturas, el bailoteo del polvo a contraluz, bien por la utilización del cartón más que el lienzo, o porque nos remite a aquella pintura española barroca, de atmósferas claroscuras y efectistas.

Esta es, en todo caso, la última etapa de este pintor de larga trayectoria. Previamente, desde principios de los años noventa, López se caracteriza por ser una auténtica ebullición de influencias artísticas, desde el surrealismo a la febril pintura del Bosco, tan dispar y lejano de Magritte o Ernst „o quizás no tanto cuando en manos de Fernando se asocian y mezclan- junto con el imaginativo paisajismo de Patinir. Reutilizar contraventanas y tableros varios para pintar un retablo protagonizado, no por vírgenes ni santos, pero sí las ruinas de lo que alguna vez fueron nuestros bosques, entraría más en la línea del estilo povera. La madera, tan poco atractiva para la mayoría de nuestros artistas y utilizada en contadas excepciones actualmente, en manos de Fernando se convierte en el soporte por excelencia, tanto que incluso nos ofrece la pieza original.

Durante todos estos pasados años, el albaceteño ha ido representando toda una iconografía fantástica de seres arbóreos, de historias boscosas, de situaciones oníricas y un tanto alucinatorias. Pinturas en las que siempre prima el paisaje, el bosque, la oscuridad frente a la apenas presencia del ser humano o animal bajo cielos azules y límpidos. En este sentido, Fernando López crea una pintura nocturna, de anocheceres, introvertida, en contraposición a expansiva, de amaneceres, más hacia dentro que hacia fuera. Y finalmente, la importancia que otorga a los títulos de las obras que él ha ido rescatando, tanto de la historiografía del arte como de su surrealista mente, con un toque ciertamente socarrón. Les aconsejo detenerse a leerlos. Paisajes de dentro afuera les gustará.

Compartir el artículo

stats