Esta frase, dejada caer en la portada de una revista, la pronunció el baranda de Bono, el del grupo pop U2 y creo que está aquí muy bien traída para el asunto del que nos vamos a ocupar.
Es un tema que „estoy seguro„ nunca he tratado, porque es que a veces inadvertidamente me repito, pero sin llegar a la exageración como estos de U2 con lo de que si una nueva raza y nosequé, creo que el de las generaciones es un argumento asaz interesante (o así me lo parece). Me permitirán que una vez más cuente aquí mi vida pero es que esta historieta viene como anillo al dedo para lo que va a tratarse aquí.
Era yo un chaval mismamente e iba a tener una exposición en una buena galería. Por esos tiempos „primeros ochenta„ acababan de lanzarse al mundo a los expresionistas alemanes, los transvanguardistas italianos y las tendencias de Nueva York. Yo acababa de pintar una colección de cartones basada en fotos de revistas de peluquería (para pintar, lo que se dice pintar, cualquier pretexto es bueno) y que no pretendía ser más que un ejercicio pictórico.
Pero hete aquí que el galerista me dijo que aquello estaba muy bien pero que no, que mi generación era expresionista y que yo tenía que contar historias en mis cuadros (sic). No se trató de complacerle sino de que lo creí absolutamente, un importante galerista que aconsejaba a un pintoret casi imberbe como yo, ya te digo.
En total: que partiendo también „ya que estaba„ de lo de la peluquería hice unos nuevos y espantosos cuadros que más que contar historias contaban chistes malos. La exposición fue un fracaso y me hundió varios años en la miseria hasta que llegué a hacer nuevas cosas que sí me convencían.
Y es que las generaciones no vienen cortadas a cuchillo, se solapan entre sí. Basquiat o Haring o Barceló son los benjamines de una generación cuyos seniors, como Baselitz, tenían veinte años más que ellos. En cambio hay gente que alcanzando casi en edad a los arriba citados pertenece a una generación posterior de la que somos los más mayores (o abuelos).
Una generación que yo diría que fabrica una suerte de imagen conceptual, sea mediante pintura, fotografía, video, collage, nuevas tecnologías o todo a la vez y que oscila „según casos„ de la política a la psicología. Una generación en la que estarían, por ejemplo, Rogelio López Cuenca, Dieter Huber, Sean Mackaoui o los gemelos Rosado Garcés y que convive con la de los chicos de la nueva abstracción.
Y uno de cuyos seniors sería el anterior y erróneamente considerado expresionista: Jiri Georg Dokoupil.
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