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Material sensible

La élite

El arte es para todo el mundo, pero solo una élite lo sabe». Bonita frase, además de cierta, que no se quien pronunció u escribió. Esa bonita élite, como la frase que la reconoce, ese mundo del arte, esa burbuja del arte (aunque no en su sentido económico, como suele ser habitual), esa burbuja del arte, digo, está compuesta en un 50 % al menos, por galeristas, críticos, coleccionistas y por supuesto artistas, que no saben lo que se pescan „por hablar claro„, cuando no son directamente ignaros.

Quiero decir que por supuesto no es oro todo lo que reluce y habrá que pensar que esa élite es relativamente falsa o que también tendremos la élite de la élite. Los parvenus los miran con alborozo y solo si consiguen entrar en el círculo, y salvo que lo sobrepasen, pasaran a formar parte de ese 50, ó 60, ó 75 % que está ahí en medio sin entender nada. Los coinnoseurs discretamente los ignorarán, se harán los suecos, para solo muy raramente desenmascarar al crítico pretencioso, al artista jactancioso.

¿Cuántos farsantes, cuantos impostores, flotan y entrechocan entre ellos entre ellos dentro de esa burbuja del arte? Las inauguraciones en las galerías, en los espacios institucionales, en el Ivam, son su escaparate. Allí se mueven como pez en el agua.

¿Cuántos críticos de arte (de carné) practican la impostura? Detectarlos no es difícil, solo hace falta echar un vistazo (incluso por encima, incluso en lectura rápida) a sus textitos de catálogo para los bolos que hacen los artistas e incluso también para exposiciones en lugares más distinguidos. Así al mismo tiempo es fácil distinguir a críticos cabales, que normalmente van al grano y no se enredan en vacuos e incomprensibles textos que oculten su incompetencia.

También es fácil distinguir a comisarios y galeristas farsantes de los que aportan una seriedad. Solo hay que echar un vistazo a obra seleccionada y otro „en el caso de los sheriff„ a los abstrusos textos con los que suelen adornar una selección que a menudo es un disparate.

He dejado para el final a los impostores artistas, aunque he que decir que tengo para mí que buena parte de ellos son honrados cuando piensan que sus lamentables obras son buenísimas y me parece un asunto de desfocalización y que serán pocos los que conscientemente quieran vendernos la cabra.

¿Dónde hay un canon? ¿Quién es capaz de plantearlo? ¿La Academia? ¿La Facultad de Bellas Artes? Anda, que menuda broma, amigo. Mientras tanto, bastante gente que atribuye no entender muy bien ni obras, ni exposiciones, ni textos a su gran profundidad e inteligencia siente que está en el cogollet, se siente élite

joanverdu.es

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