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Animación

Factoría de sueños

Llevan más de un año rodando «Animal Crackers», un gran encargo que llegó desde el otro lado del charco. Más de sesenta jóvenes creativos dan vida a esta historia desde los estudios Blue Dream, en Paterna.

Jaime Maestro y Nathalie Martínez en su estudio. j. aleixandre

Un par de muchachos examinan fotografías de simios en la pantalla de un ordenador. «Están mirando monos», repara un observador. «Son el departamento de iluminación, investigan cómo les refleja la luz para aplicarlo luego al personaje», explica Nathalie Martínez, en el centro de un amplio salón atestado de jóvenes absortos ante sus pantallas. Este es el corazón de Blue Dream, el estudio valenciano que nació al mismo tiempo que su primer largometraje animado: Animal Crackers. Hace ya más de un año que se inició esta aventura, tras una llamada desde el otro lado del océano del creador de la historia, Scott Sava, a Jaime Maestro, ganador del Goya al mejor cortometraje animado por El vendedor de humo. Sava había trabajado con el realizador valenciano y andaba obsesionado con esta historia en torno a un circo. «Había vendido varios guiones a Disney, Fox o Sony y todos habían acabado en un cajón, así que le sugirieron que buscara financiación en un circuito alternativo», cuenta Martínez, productora ejecutiva del proyecto y cofundadora del estudio.

Estos días más de sesenta trabajadores, la mayoría menores de treinta años, transitan ajetreados por los pasillos del estudio, ubicado en una planta del Parque Tecnológico de Paterna. En una llamativa demostración de horror vacui postmoderno, las paredes están atiborradas de carteles de otras películas, viñetas del propio proyecto y bocetos improvisados por los animadores. En el centro de la estancia hay una sala con sofás y una gran pantalla para proyecciones donde cada viernes se reúne toda la banda para echar un vistazo al trabajo de la semana. En esa habitación es posible encontrarse de vez en cuando a una pareja de animadores zurrándose o abrazándose ante una cámara, buscando movimientos para sus personajes. «También se ve el fútbol o Juego de tronos», bromea la productora. Las fechas de entrega imponen una cadencia de trabajo alta en la plantilla y el estudio trata de contrarrestar el estrés con cierta flexibilidad en el horario y rincones como este para la dispersión. Hacen falta porque van a ser, en total, unos dos años de gestación de la película: «Lo primero que aprendes en animación es a tener paciencia», cuenta el director, rememorando todo el proceso desde una sala de reuniones presidida por un enorme televisor plano, para las videoconferencias con Estados Unidos. Desde allí marcan el rumbo el creador de la película y su director, Tony Bancroft. El puesto reservado para Maestro es el de overseas director o, lo que es lo mismo, codirector a esta orilla del Atlántico. «Me encargo de que la visión del director se lleva a cabo aquí», detalla el valenciano.

Animal Crackers ha ido expandiéndose desde que llegaron los primeros esbozos desde Estados Unidos. Sobre todo, dicen quienes la vieron nacer, a causa del casting de voces: Ian McKellen, Sylvester Stallone, Emily Blunt, Danny DeVito y John Krasinski completan un reparto que ha obligado a estirar el presupuesto. «Con estos actores estás obligado a dar un salto de calidad visual», apunta la productora. La mano de Carter Goodrich, diseñador de personajes para Brave o Gru, marca la identidad de una película que se verá en los cines en enero de 2017. El salto cualitativo ha aumentado exponencialmente la familia y en poco tiempo rondarán el centenar de creativos dándole vida a este circo, hasta el punto de invadir otro edificio del parque. Claro que también crecen las expectativas. Maestro resopla. «Cambia un poco la liga en la que juegas, pero sería absurdo que se nos pusiera a competir con presupuestos como los de Pixar», aminora Martínez. Y luego hay otra ambición que va más allá de Animal Crackers. Maestro no lo oculta, Blue Dream está aquí para quedarse: «El objetivo siempre ha sido, más que hacer una película, construir un estudio aquí, que se asiente y genere industria».

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