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El guitarrista que surfea las olas

«Aromas de Guitarra-Oda» es el nombre del quinto cedé del músico valenciano Toni Cotolí, una selecta recopilación de temas clásicos que muestran la evolución de la guitarra clásica desde el siglo XIX hasta la actualidad

El guitarrista que surfea las olas

Toni Cotolí presenta su quinto trabajo autoproducido, titulado Aromas de guitarra-Oda. Un disco que está grabado en Benavites, en una torre del siglo XV, con sonido natural, y que contiene clásicos de la guitarra como Asturias, Capricho Árabe y Recuerdos de la Alhambra. «El sonido es muy especial, puro, incluso se oye algún pájaro. Los temas son muy conocidos para todos los públicos. Invierno Porteño, de Piazzolla, es el primer single y para el vídeo he contado con dos bailarines de tango que son tetracampeones nacionales de bailes de salón», cuenta el artista.

El disco es una recopilación de temas clásicos que muestran la evolución de la guitarra clásica desde el siglo XIX hasta la actualidad. «He elegido yo las canciones. Algunas son más típicas como las de Tárrega y Albéniz, Piazzolla tenía que estar porque lo amo», afirma.

Oda contiene, además, dos temas compuestos por Alfred Feenstra „Córdoba y Primera canción„ que es quien ha creado el proyecto Aromas de guitarra. «El proyecto surge porque le regalamos a Feenstra para su cumpleaños un concierto de canciones compuestas por él. A Alfred le encanta la guitarra y se dedica a la exportación de vinos. Por eso desarrolla esta colección en la que los vinos se comercializan con los cedés, aunque Oda también se puede adquirir por separado», explica.

De lo que se saca de la venta de esta colección, una parte va destinada a la Fundación Jinja Kids, una ONG que trabaja en Uganda, y otra a crear un museo virtual con pinturas relacionadas con la guitarra.«Alfred conoció en Holanda a unas personas que tenían un proyecto que consistía en proveer de material e infraestructuras a los niños de un colegio pequeño, es una ONG modesta pero muy reconocida con premios», dice el guitarrista.

Cotolí siempre está inmerso en diferentes proyectos entre los que se encuentra el curso Ricardo Gallén de guitarra y fisioterapia que, para esta edición, cuenta con ayuda psicológica para el control del miedo escénico. «La música es mi vida. La felicidad no es alcanzar una meta, es el proceso, el camino, y yo siempre estoy en él. Yo ya he conseguido todo lo que quería. Está claro que siempre quiero mejorar, pero mi sueño que era dedicarme a la música ya lo he cumplido», dice.

El músico valenciano reconoce que, debido a la situación actual, tiene que «buscarse la vida». «Actualmente se han reducido muchísimo los presupuestos culturales. Los ayuntamientos no tienen dinero para la cultura porque no la consideran importante. Tenemos que actuar en locales pequeños y pasar la gorra, algo que no me gusta porque es como si pidiese. Es como si el fontanero fuera a tu casa y le dieras la voluntad. La música es un oficio y generamos arte. Los músicos también merecemos unas condiciones dignas. Pero yo empecé en plena crisis y me he acostumbrado a surfear sobre las olas», concluye.

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