Hace cinco años que Enrique Vila se disolvió entre materia de ficción. Fue con Bastardos, la primera novela de este abogado que a los veintitrés años se enteró de que había sido un niño robado. A Bastardos le siguió Historias robadas y después fue Mientras duró tu ausencia. Luego llegó la televisión. Las productoras españolas, partiendo de las obras de Vila, han explorado la vida de aquellos bebés, adultos todos ya en busca de pistas sobre sus progenitores, mientras se va revelando el gran negocio de las adopciones irregulares en la España de mantilla y moral de oratorio. Tres títulos para la pequeña pantalla han reparado en este drama: Historias robadas, Niños robados y la última, Sin identidad.
Durante todo este tiempo el letrado Vila ha devenido en una causa en sí mismo, defensor de afectados por el robo de bebés y buscador de sus propios padres. Convertido en un rostro popular, tampoco falta quien le acusa de haber sacado rédito de este asunto. «Pero él defiende que si sale en la televisión es porque no pierde la esperanza de que algún día su madre lo reconozca». Lo dice César Martí, director de un documental que durante este año seguirá a Vila allá donde vaya. Después de haber sido ficción, el nuevo proyecto situará al abogado en un plano más cercano a la realidad. Se llamará Bastardo, despojando a la primera novela del abogado del plural en el que se diluía su historia. El director valenciano estaba en Madrid cuando supo de de la existencia de Vila, por una entrevista en televisión. El pasado agosto, ya de vuelta en Valencia y con la idea de levantar una productora, se reunió con el abogado para saber qué recorrido tendría un proyecto basado en su figura. «Quería contar su historia porque es un tema local y universal a la vez; también decidí que pondríamos el foco en él para contar la historia de un luchador», explica Martí. El documental, en colaboración con otra productora valenciana, Kikalux, se rodará durante 2015 para estrenarlo en la primavera de 2016.
De momento cuentan con una carta de interés de una distribuidora, Onza, que puede suponer la difusión internacional de la cinta. Martí estima un presupuesto de 120.000 euros para un equipo que no superará las nueve personas. El director, además, quiere llevarse el rodaje a Italia e Irlanda. Primero acompañando al abogado al Vaticano, donde pedirá que favorezcan la revelación de archivos en las Casas Cuna. A Irlanda irán a encontrarse con Philomena, una mujer que hizo el camino contrario al de Vila, buscando al bebé que donó a una institución religiosa, la cual vendía niños a padres americanos. Philomena quedaría inmortalizada por Judi Dench en la película de Stephen Frears, una muestra más de lo que señala Martí: esa búsqueda al filo de la desesperanza se ha convertido en un relato universal. «Y es la historia de una gran injusticia», recuerda el director.
