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Cine independiente

Estrenarse en Cinema Jove ¿y luego, qué?

Son escasos los títulos que alcanzan la cartelera tras su vida en un festival consagrado a directores radicalmente independientes, aunque unos pocos logran alzar el vuelo

Fotograma de La bicicleta verde (2012).

Hace un par de semanas entraba en la taquilla española „sin flashes, por una puerta lateral„, Cherry Pie, la producción Suiza que hace un año salía de Valencia colgada de la luna de Cinema Jove. Un año después de alzarse con el premio, la película de Lorenz Merz conseguía un modesto hueco en las salas españolas, y puede considerarse afortunada: solo dos de las proyecciones que se exhibieron en la anterior edición del festival lograrían presentarse al público general. El otro título que cogió impulso en el certamen fue Mandarinas, que acabaría llevándose una nominación al Oscar a mejor película en habla no inglesa.

De esta edición, ninguna de las películas a concurso llegó al festival con la distribución cerrada. «En épocas anteriores sí que llegaban películas con mayor distribución, pero desde que exigimos que las que vengan se estrenen en España se ha reducido el número», apunta Rafa Maluenda, director del festival desde hace quince años y quien introdujo también este requisito. Lo habitual, desde entonces, es que todas las producciones se presenten a Valencia en busca de una grieta en el calendario de estrenos. Maluenda tiene que remontarse algunos años atrás para encontrar trabajos que se anunciaran en Valencia con la certeza de llegar a las salas. Recuerda, por ejemplo, La bicicleta verde, una producción saudí que acabó con una nominación a los BAFTA en 2012. En un festival consagrado al cine más independiente, los responsables reivindican sus mitos, básicamente aquellos directores que ahora pasean a sus criaturas por la alfombras de Cannes o Berlín y que un día pasaron discretamente por la Filmoteca de Valencia. Es el caso de Thomas Vinterberg, cofundador del movimiento Dogma y que tras el éxito de La celebración suele entrar en el mercado español por Cinema Jove. Submarino, uno de sus últimos trabajos, es otra de las escasas películas que llegó al festival sabiendo que luego tendría vida ante el público.

Pero entre los organizadores se recuerda sobre todo un nombre: Matteo Garrone. El director italiano, doble ganador en Cannes, llegó un día de 1998 a Valencia con una película cargada de urgencia, Ospiti. «Él mismo nos reconoció después que si no se hubiera llevado el premio aquí hubiera dejado el cine, porque no podía seguir en la independencia más absoluta». Diez años después, Garrone alumbraría Gomorra y se convertiría en uno de los hijos predilectos de Cannes. Maluenda exhibe entonces el corazón del certamen: «Ese es el objetivo de Cinema Jove, dar un impulso a directores interesantes cuando otros miran hacia otros estratos». Con ese propósito, abunda, los seleccionadores valencianos acudían a festivales como el de Rotterdam y, sobre todo, a la Berlinale, para rescatar títulos que allí pasan desapercibidos. «En Berlín la programación es abrumadora y las distribuidoras llegan sin filtro; nosotros hacemos esa labor», resalta Maluenda, una práctica que se ha extinguido tras los últimos recortes presupuestarios.

Por otro lado, antes de que se iniciara la sección oficial, tres distribuidoras de cine independiente habían confirmado su presencia en Valencia, primer paso a una salida hacia la cartelera. «Muchas veces aquí empieza una relación entre el productor y el distribuidor, pero al festival no le informan», explica Maluenda. También ayuda llevarse la Luna de Valencia, dotado de 30.000 euros para la distribución.

Lo que parece claro es que se trata de un pequeño paso en una carrera de fondo, algo que muchos autores noveles „nueve este año„ empiezan a descubrir en Cinema Jove. Es el caso de Tom Browne, director británico que se foguea en Valencia con Radiator. «Me he dado cuenta de que hay que tener paciencia en los plazos. Hace dos años que acabamos de rodar y antes de venir aquí hemos pasado por dos festivales más en Estados Unidos y otros tres en Europa», comenta el cineasta. Su película inauguró la actual edición del certamen, donde llegó amadrinada por la actriz Rachel Weisz, una buena baza para trascender al festival y colgar al fin el cartel en una sala: «Cuando envías la película a un festival no sabes si le prestarán atención, pero si es Rachel la que escribe, sabes que sí va a ser visto».

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