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Instalaciones

El espectador es el núcleo

Solimán López nos ha mostrado, a quienes erróneamente lo creíamos, que el universo no es un mar de silencio sino un lugar inundado de sonidos

Solimán López nos ha mostrado, a quienes erróneamente lo creíamos, que el universo no es un mar de silencio sino un lugar inundado de sonidos: López ha almacenado ese barullo a partir de las imágenes enviadas por el satélite Hubble en su viaje por la galaxia Andrómeda y las ha fragmentado en ocho discos duros. Esta información, que es además una de las estupendas obras creadas por este artista burgalés, a su vez, puede descargarse en la terminal de nuestro móvil o del ordenador de modo que se consigue establecer un vínculo entre el espectador y una de las millones de galaxias que nos rodean. El proceso tanto de creación y puesta en marcha como de visualización de esta obra es bastante más complejo que este escaso resumen, pero viene a ser la tónica de esta magnífica muestra.

A partir de una temática común como es la observación del entorno y en qué medida nos encontramos vinculados a él, seis artistas de diferentes procedencias geográficas han querido plasmar su particular visión e inquietudes a través de una serie de obras en las que priman los procesos digitales y tecnológicos. El resultado final de cada una de estas piezas es, situar al espectador en medio de la situación y obligarle a participar. Ya no es un mero espectador-observador, sino que requiere de un esfuerzo mental más allá de la mera contemplación y en muchos casos tendrá que interactuar con la obra, darle «vida». Es una exposición en la que se hace evidente que los artistas dan por hecho el intelecto del espectador, y se agradece.

Y tendrá también que posicionarse. ¿Qué ocurre cuando uno encuentra tirado un botellín de refresco en un paraje natural años después de haber sido prácticamente arrasado por un catastrófico incendio? Evidentemente, que no hemos aprendido nada. Esa preocupación por el entorno, por querer dejar a nuestras generaciones futuras un lugar al menos tan verde como nosotros conocimos fue la que llevó a Hugo Martínez-Tormo a recrear ese mismo botellín a través de una impresora 3D. La diferencia es que las utilizadas por las imprentas están hechas con los mismos plásticos que degradan nuestro planeta, y la de Martínez-Tormo no sólo es espectacularmente hermosa, una instalación limpia, cuidada al detalle, sino que además no contamina. Y del paisaje y de su deslocalización también tratan los 12 metros de Enrique Radigales. Una maravilla de no-espacio geográfico donde se aúnan toda una serie de imágenes aleatoriamente colocadas „o así nos parece a nosotros„ a partir de algún proceso informático preestablecido. Desde cascadas de agua, montañas, urbes, escenas de óleos de siglos pasados, Radigales viene a demostrar que en el siglo XXI se han desvanecido tanto las fronteras físicas „esas que los gobiernos europeos pretenden difícilmente preservar„ como las fronteras entre los procesos analógicos y los tecnológicos. Están obligados a convivir.

Se entiende que en un entorno tan sacudido por la violencia como son determinados Estados de México, sea esta una de las principales preocupaciones de sus habitantes. La obra de Rafael Lozano-Hemmer nos invita a formar parte de aquel grupo de 43 estudiantes que un día subieron el autobús en Iguala y ya no volvieron. Como es habitual en estos tremendos casos, al principio todo son noticias y especulaciones. Pero un día se deja de hablar y de informar. El tema se olvida, no existe. El programa ideado por Lozano-Hemmer encuentra el porcentaje de parecido entre el espectador y alguno de aquellos jóvenes. Lógicamente, nunca se llega al 100 por cien. El objetivo, en definitiva, es que no nos olvidemos, no hasta que sean hallados. Una obra realmente emotiva.

Y frente a ese clamoroso silencio, dos creaciones sonoras. Por una parte, el ruido de los motores eléctricos „entre otros elementos„ recogidos del pasado. Último esfuerzo industrial III habla de aquella época en que el Puerto de Sagunt fue un referente industrial en la Comunitat, se ofrecía bastante trabajo, se hacía dinero sin robar demasiado, en que contaba el esfuerzo y el sudor y que Bosch&Simmons han transformado en una instalación rústica, dura, propia de un siglo en que no se podía contar mucho con la tecnología y sí con la creatividad. Y por otra parte, la belleza de las siempre cuidadas, minimalistas y exquisitas instalaciones sonoras y lumínicas de José Antonio Orts.

Simple y humildemente les recomiendo que vayan a ver esta exposición y se dejen llevar por ella.

-A.N.T (Arte y Naturalezas tecnológicas)

A.N.T surge como una vía de comunicación entre la tecnología y los discursos artísticos contemporáneos, los procesos de producción y re-producción digital; 6 artistas y 3 generaciones que dialogan entre sí.

-Galería Punto. Avenida Barón de Cárcer, 37. H Hasta el 14 de noviembre

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