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Instrucciones de uso

Me llegan por el correo (electrónico) invitaciones para exposiciones de arte y cuando se acompañan de una (breve) descripción de la obra y/o un (breve) currículum, sobre todo si el artista es poco conocido en la plaza, pues me parece que es lo suyo. Pero cuando a veces en el mismo correo o en un pdf añadido (mira, es que cuando veo que lleva pdf me pongo a temblar) viene l´explicació de la falla, que de momento aún es en prosa, pues me parece que si hay que adjuntar una explicación de la obra es que algo falla ahí.

Aunque tal vez también la inclusión de un manual de instrucciones responde a la necesidad de adornar la obra con alguna idea. Una idea nunca viene mal. Y además, tú sabes, ir a la exposición con la lección sabida es fenomenal; o sea, estás ahí, antes de atravesar el umbral de la galería y ya sabes lo que significan las obras en una suerte de telepatía artística (con truco), a parte de que, como es sabido, el significado de la obra es muy importante: a la gente es que le chifla saber el significado (si lo hubiere).

Así que me imagino una foto, una pintura, un dibujo de un busto femenino pero con una capucha negra en la cabeza. Cuando Duchamp jugó una partida de ajedrez con una mujer de esta guisa nadie se puso a preguntar qué o a quién ocultaba la capucha, pero hoy en día la gente necesita saber (por eso ve Sálvame): ¿qué quiere decir el artista?, ¿quién hay bajo la capucha? Pues en el pdf lo pone: Rita Barberá.

«¡Ajá! -piensa el perspicaz espectador- ¡Lo sabía! (claro que lo sabía, no te jode) ¡Uau! ¡Vaya penetración psicológica, antropológica y política!»

Pasa como con Tàpies. Tàpies tenía muy en cuenta su apellido, y en su obra a menudo mostraba muros, tapias€, y a la gente le parecía bien y decía: «mira, la tapia de Tàpies» y ya está. Pero ahora ya no, porque la gente ahora quiere saber que hay detrás de la tapia, porque hemos entrado en una dinámica en la que a la gente le gusta buscar los tres (o seis o siete) pies al gato, y los artistas que están en lo que hay que estar y se deben a su público, urden, por no quedar mal, una explicación, un algo. Así pues, antes no, pero ahora hay que explicar qué hay detrás de la tapia: como jamás se atreverán a rascar el Tàpies (de momento), pues les podemos decir en el texto adjunto que detrás de la tapia está, por ejemplo, Rita Barberá. Digo Rita Barberá como podría decir otra persona, pero es que Rita vende (sobre todo en el Mercado Central).

Me parece que una cosa es que el arte sea un enigma, lo que debe ser, y otra que sea un acertijo, un jeroglífico o una charada de los del periódico, donde le das la vuelta a la página y está la solución. Y esto es lo que te puede ocurrir cuando acudes a Quién Lo Hubiera Dicho Gallery.

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