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Material sensible

Profecías

Me joden los profetas. No puedo con ellos. Hombre, si un profeta acierta en su predicción (lo que es improbable, aunque estadísticamente posible) pues vale, va, chapeau por él, pero normalmente los profetas no dan una, y los crédulos suelen ir de ilusión a decepción y de ilusión a decepción y vuelta a empezar.

Pero, ¿tienen los comúnmente considerados genios esa capacidad prospectiva? Lo digo porque sé de dos profecías lanzadas por Luis Buñuel y Salvador Dalí, por separado y en su momento, que dan que pensar. A este respecto parece que si te gusta, si admiras a Buñuel, tienes que detestar a Dalí y viceversa. La gente en general suele tener estrechez de miras y amplitud de tragaderas.

Recientemente busqué en Google Ese oscuro objeto de deseo, la última película de Buñuel, aunque tendría otro proyecto posterior titulado El canto del cisne que no llegó a rodar. Pues siendo incondicional del cine de Luis Buñuel, la verdad es que no me gustó mucho; la había visto en su momento, cuando su estreno y no la había vuelto a ver. Solo recordaba dos cosas de ella: que la protagonista estaba interpretada alternativamente por Carole Bouquet y Ángela Molina y que de vez en cuando, ¡bumba!, había una explosión, fruto de un atentado terrorista (la acción transcurría en París), de la que curiosamente los protagonistas (tanto Fernando Rey como la chica que llevara el turno) siempre resultaban indemnes, aunque les pillara ahí al lado.

Basta con repasar Mi último suspiro, las memorias de Buñuel, puestas sobre el papel por Jean Claude Carriere, el último coguionista (o dialoguista) del cineasta, para oírle decir que le preocupa sobremanera el asunto del terrorismo y que está convencido de que este (el libro se publicó circa 1985) va a ser el principal problema mundial en un futuro cercano.

Salvador Dalí en cambio lanza una profecía divertida (me parece) cuando, en fecha que no puedo datar, dice: «Soy católico, apostólico, romano y rumano, porque estoy convencido de que Rumanía será el primer país del Este que restaurará la monarquía». Bien, no digo que al lado de los fenomenales chistes habitualmente emitidos por Dalí, este no deje de ser un chiste bastante malo, un juego de palabras fácil, pero desde que lo leí u oí siempre he estado alerta con las noticias que vienen de Rumanía (de donde no solo vienen noticias), por si acaso.

Y justo ahora, hace precisamente unos días, di en leer que en Rumanía se está detectando una nostalgia, una saudade, por un rey. Seguiremos informando sobre esto, en cuanto a lo otro (y no creo ser un cenizo), ya está aquí.

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