Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

A mí no me engañas

A mí no me engañas

El género narrativo a veces funciona y se expande -por el horizonte de la historia y del tiempo- por una suerte de inercia, creciente o decreciente. Y es esa inercia misma la que acabamos llamando «tendencia, moda o patrón estético», quizá evitando así también los juicios de un Harold Bloom siempre vigilante ante la floración de un canon nacional y universal. Toda discusión sobre este tema siempre será insuficiente, pero lo cierto es que, en el caso norteamericano, por ejemplo, esa inercia que ya cogieron autores como Paul Auster o Walter Mosley ha hecho rodar, con evidente éxito en todos los frentes, en un sentido favorable, pues han ido tomando el relevo, casi de modo natural, otros fenómenos como Philip Roth, Michael Chambon, Jonathan Franzen, Lourie Moore o Joyce Carol Oates entre tantos otros. Y parece que estamos ante un momento especial fructífero, quizá porque cuando las cosas funcionan lo mejor es dejar que sigan su curso hasta que se agoten los recursos que, como los del planeta, también son limitados.

No sé muy bien si la norteamericana Kelly Link merece tomar tan importante relevo o si cabría sumarla entre los más destacados autores de este siglo XXI, pero su último libro, titulado A mí no me engañas, bien podría darnos un primer aviso sobre las posibilidades que, como narradora, puede llegar a desarrollar. Visto así, este compendio de nueve cuentos no alcanza el calificativo de obra maestra, pero tampoco muestra debilidades por donde atacarle: es decir, el lector encuentra todo un conjunto argumentístico que cuida cada detalle, aunque el resultado no sea especialmente original en su fondo. Nada hay reprochable en las historias, ni tan siquiera en la muy buena traducción, pero sí en la naturaleza predecible de sus argumentos, que, a pesar de todo, juega a asaltarnos con este tono irónico tan característicamente norteamericano. La lectura, en todo caso, es amena, ligera, con alguna estridencia formal que no va más allá de seguir retozando con los planos temporales sobre los que tejer un entramado de vidas desestructuradas.

Porque este libro es la suma de unos cuentos cuyo motivo principal es, exactamente, esa misma interferencia de lo extraño dentro de un mundo caótico que, sin embargo, pretende dar imagen de equilibrio y armonía. En ese contraste se incardinan las exigencias y los deseos de los personajes para sus propias vidas; y en todos ellos siempre el motivo del regreso se convierte en una utopía que, paradójicamente, les invita a seguir los pasos hacia delante. El amor, por ejemplo, convierte en títeres insatisfechos a ese conglomerado de personajes, pero al mismo tiempo les otorga una carnalidad que necesitan para aferrarse a la realidad. Porque todo es fluir en este libro: existe una sensación de precipitación constante que nos aturde página a página, y es que sabemos siempre que, en el doble plano de lo imaginario, existe una verdad plena e incontestable que ha generado esa misma atalaya de las ilusiones.

También los paisajes rurales y urbanos, los ambientes decadentes, el mismo aire que se nos describe o los caminos que no llevan a ningún sitio, nos remiten a cineastas como Jim Jarmusch o los hermanos Coen, quizá también por esa carga de situaciones paradójicas, extrañas y, hasta cierto punto, surrealistas. Tal vez en lo excéntrico resida la naturaleza más céntrica del ser humano e, incluso podríamos decir que este es otro de los ejes del propio libro, por eso en el segundo cuento, que además da título a todo el volumen, acierta a dar la clave: El pasado es un lugar extraño para acabar diciendo «Florida es un lugar extraño: sin novedad en el frente». Porque Link acaba mostrándonos lo peligroso que es vivir solo de las inercias que se nos implantan, tanto por parte de las personas que nos rodean como de los lugares que nos acogen. Y con la inercia, solo con la inercia, estamos condenados a vivir en el desarraigo y en la nostalgia de las oportunidades perdidas. En esto, sin duda, A mí no me engañas es un libro cuya genialidad dejará a más de uno sorprendido y da por felizmente superadas otras obras suyas como Stranger Things Happen o Magic for Beginners a pesar de los reconocimientos generalizados que estos dos libros recibieron. Ahora la vida ya no te engaña: dejaron de existir las hadas fuera de cada uno.

*Poeta, profesor y crítico literario

Compartir el artículo

stats