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Del lado oscuro de la vida

Del lado oscuro de la vida

Ángulo muerto, novela de género policíaco que viene avalada por haber sido galardonada con el prestigioso premio de Novela Negra del Ayuntamiento de Getafe, en su edición de 2015, es indudablemente un texto de género. En ese sentido, lo más notorio en ella es la voluntad bastante explicita del autor por mostrarnos un submundo muy próximo a la realidad, esa a la que en ocasiones nos referimos como mucho más increíble que la propia ficción.

Cuando el lector se adentra en las páginas de Ángulo muerto, tiene la impresión de estar entre las páginas de sucesos de un periódico, nada de lo que se describe en el libro en torno al asesinato de una prostituta de alto nivel, nos resulta extraño. Lamentablemente, son demasiados los casos que hemos leído en la prensa sobre mujeres, «profesionales del sexo», que han aparecido descuartizadas, en cubos de basura, muertas y maltratadas (el municipio de Torrevieja ha sido una mina en ese aspecto), esa es también una violencia de género, de la que se habla menos, sobre todo, porque en muchas ocasiones la víctimas no tienen familiares en nuestro país que las reclamen. Pero la novela de Jordi Juan, no va de prostitución, ese es el pretexto, para mostrarnos los claroscuros, los secretos que hay detrás del telón de cierto tipo de sociedad «bien pensante», no es casual que sus protagonistas sean un constructor que pertenece al Opus y un dentista, cuya mujer también pertenece a la Obra.

Ángulo muerto, es un texto espeluznante, ya desde el primer capítulo el lector sale sin aliento, una sensación que volvemos a sentir en los últimos capítulos del relato. Cerramos el libro y no podemos más que respirar profundamente, sacudir la cabeza y decirnos: menos mal que no es verdad ¿o sí? La novela comienza con el hallazgo del cuerpo de Ava, una «escort» de lujo, por su propio amante y mantenedor. A partir de ahí, nos traslada a los cinco meses anteriores al fatídico hecho, desgranando todo un crisol de personajes y subtramas que nos reflejan mucho de la sociedad de hoy en día y en concreto de una ciudad como Valencia. El lector atento descubrirá que la capital del Turia es el telón de fondo, en el que se desarrolla esta perspicaz historia. A través de este relato, descubrimos también ese lado oscuro de la ciudad, gris y menos luminoso de lo que rezan las grandes frases que la presentan como maravilloso destino turístico. No en vano, el autor es valenciano y residente en la ciudad, de ahí que capte también los ambientes citadinos en los que se inspira.

Jordi Juan, escritor de un firme pulso narrativo, lo ha demostrado en otros de sus escritos: De ese lado del silencio (premio Jaén, 1994), El franco tirador sentimental (Premio Caja España, 1995), Un maestro del soborno (premio Alfonso Grosso 2003) y Mundo bizarro (premio Alhóndiga 2005), tiene, además, sobrada experiencia como guionista en ficción televisiva y en películas (Salvajes, premio Goya 2002 al mejor guión adaptado). Ángulo muerto no es sólo un magnífico ejemplo de su sólida forma de contar, sino también una clara muestra de que el objeto de su escritura pertenece al ámbito de la proyección psicológica de sus personajes y el mundo que les rodea. Es un escritor directo, sin pelos en la lengua, que escribe sin subterfugios, llamando a las cosas por su nombre, por eso salimos de la lectura de Ángulo muerto, absolutamente consternados. Jordi Juan ha adoptado en este relato una técnica contraria a la que le exige la escritura de guiones, en los que las elipsis y la escritura sincrética es condición indispensable para desarrollar la historia. En Ángulo muerto, parece que vaya cámara en mano y nos esté explicando plano a plano el desarrollo de la historia, de tal forma que es como si estuviéramos sentados ante una pantalla. La combinación de la primera persona y el narrador omnisciente propone un juego de espejos que mantiene al lector en alerta constante.

Ángulo muerto está en la línea y estilo de novelas de autores como Juan Madrid, Raúl del Pozo o Andreu Martín, eso sí, desarrollando un mundo propio y muy personal. Jordi Juan ha hecho un excelente ejercicio de equilibrio narrativo, con esta historia que nos sacude y conmociona mostrándonos ese lado oscuro que en ocasiones existe tras una apariencia de normalidad. No pueden darse demasiadas pistas para este relato porque lo mejor es adentrarse en él y vivirlo, intensamente, tan intensamente como se ha escrito. Pasen y lean, si no les asustan las emociones fuertes, Ángulo muerto nos las sirve en bandeja.

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