Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crónicas de la incultura

Mensajes con cuentagotas

Siempre me han fascinado los cuentagotas. Se supone que tal pócima o tal colirio deben administrarse a dosis regladas, digamos tres gotas en un vaso de agua, ninguna más. Es lo que los prospectos farmacéuticos llaman posología, que resulta que no tiene que ver con posos, sino con ????? (póson, «medida»). No es lo mismo una pócima que un colirio. Si te tomas más gotas de lo debido, el resultado puede ser catastrófico. Pero si te echas más gotas del colirio, no pasa nada, porque el ojo solo absorbe lo que necesita.

Bueno, pues los mensajes también se suministran a veces con cuentagotas. En los telegramas -textos que ya no se estilan, pero que antes resultaban omnipresentes- era muy importante emplear cuantas menos palabras mejor porque se pagaba según el número. Un telegrama es un mensaje pócima: así, cuando nos excusábamos por faltar a una cita con la comida me ha sentado mal nos salía por un ojo de la cara; se prefería comida sentar mal y mejor aún indisposición alimentaria; con todo, lo más prudente habría sido aprovechar que en alemán se dice Nahrungsmittelunverträglichkeit, con una sola palabra de 31 letras. Sospecho que Alemania era el motor de la UE porque se ahorraba una pasta en telegramas: ahora que se comunica en inglés o por WhatsApp ya no es lo mismo. Un caso parecido es el del metro (el de la métrica, no el de FGV), el cual traía a los poetas de cabeza. Si un verso ha de ser endecasílabo, habrá que comerse alguna palabra para que encaje, igual que en los telegramas. Un conocido mío escribió la siguiente cursilería para cuadrar un endecasílabo: «¡Qué pena, qué tristeza, / sentir que eso no ocurra todos días!».

En cambio, otros mensajes acortados son mensajes colirio. Dicen poco, pero podrían interpretarse como si dijesen mucho. Típicamente es lo que ocurre con los eslóganes electorales. Consideren el del PP: España en serio. ¿En serio? ¿Y antes qué, iban de broma? O sea que el hundimiento de la educación, los recortes salvajes en sanidad, la corrupción generalizada?, todo esto era jugando, lo de verdad viene ahora. Abróchense los cinturones. Tampoco carece de peligro el lema del PSOE: Un futuro para la mayoría. ¿Y cómo saben que van a ganar? Todo parece indicar que, con suerte, quedarán los segundos. O sea que ese futuro para la mayoría o es el mismo que ofrece el PP -el actual arrendatario de la mayoría y probablemente el siguiente también- o se le parece como una gota de agua a otra. He aquí un lema ideal para que los votantes piensen que ambos son los partidos de la casta.

Claro que los lemas de los anticastizos emergentes no son mejores. Los de Ciudadanos dicen que van Con ilusión. Estupendo, les ilusiona ganar las elecciones. ¿Y a quién no? Pero los votantes no tienen por qué darse por enterados. Recuerdo un tribunal de oposiciones del que formaba parte y al que un candidato le hizo saber que le hacía mucha ilusión sacar la plaza. Les aseguro que tuvimos que hacer un esfuerzo enorme para continuar siendo neutrales y no echar al ilusionista. Y para terminar, el eslogan de los morados: Un país contigo, Podemos. Este lema es el más sorprendente de todos porque no es que connote cosas raras, es que ni siquiera se sabe qué quiere decir. El problema está en ese contigo tan enigmático: ¿Es el país el que está con Podemos o es Podemos quien está con el país? Debería ser lo segundo -se supone que los partidos están al servicio de los ciudadanos-, pero por el orden resulta ser el primero, como en Yo contigo, amigo mío. Maravilloso, o sea que lo que sugieren es que el país está a su servicio, más o menos como todos los demás, por cierto. Miren, ¿qué tal si unos y otros se olvidan de la política espectáculo con sus simplificaciones televisivas y empiezan a defender programas sin límite de tiempo? O, en su defecto, vuelvan a los mensajes pócima, que son más seguros, aquello de Vótame. Cuantas menos gotas, mejor.

Compartir el artículo

stats