Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Aida de Ismail Pachá

La obra maestra de Giuseppe Verdi vivió numerosas y atribuladas peripecias antes de su estreno en El Cairo. Su promotor fue el gobernador turco de Egipto, quien previamente inauguró el primer teatro operístico de África. En Valencia se interpretó muy pronto, en el Teatro Principal en 1876.

Aida de Ismail Pachá

Tras el parón operístico sufrido por Les Arts Reina Sofía, con casi un mes sin representarse una sola ópera en una época punta para todos los teatros de Europa, el próximo día 25 de febrero sube a las tablas de la sala principal la ópera Aida de Giuseppe Verdi.

Aida no es solo una de las obras más populares de la historia de la música, con melodías que son conocidas universalmente sino que también es una bellísima, interesantísima y compleja ópera fruto de una génesis muy particular. Ya que Aida que nace como obra de encargo en la que Verdi se debatirá entre la satisfacción del comitente y sus propias inquietudes artísticas para lograr una verdadera obra maestra.

Una obra maestra compleja porque cuando compramos una entrada para la ópera Aida por el mismo precio asistimos a varias óperas perfectamente ensambladas por el compositor: en Aida encontramos el conflicto entre el deber y el ser, entre el poder y el amor de la ópera seria barroca; tenemos el ballet, los coros y la grandiosidad de la ópera francesa; encontramos, también, el intimismo, la pasión amorosa y el canto de la ópera italiana; e incluso con los nuevos directores de escena ganamos una nueva dramaturgia y una performance o acción artística en escena.

La composición de la ópera Aida se debe al deseo personal de una fascinante figura histórica del Egipto de la segunda mitad del siglo xix: Ismail Pachá.

Ismail Pachá, miembro de la familia de gobernadores o valíes de la provincia otomana de Egipto recibirá una formación académica en París y ejercerá misiones diplomáticas en otros lugares de Europa, por lo que era perfecto conocedor de la cultura occidental y gran aficionado al género operístico tan popular en ese momento.

En 1863 logra ser designado por el sultán otomano de Estambul (de quien era primo pues sus madres eran hermanas), virrey o jedive de Egipto en sustitución del cargo de valí o gobernador, lo que suponía el fin de Egipto como provincia del imperio otomano, el reconocimiento de la dinastía familiar y su virtual independencia de Estambul.

Su mala administración provocará su deposición y desembocará en el protectorado británico en Egipto en 1879. Tras lo cual se retirará a Ercolano en Italia y después al palacio de Emirgan en Estambul donde morirá, al parecer tratando de beber de dos botellas de champagne a la vez. Así al menos lo cuenta la leyenda, lo que nos da alguna pista de cómo vivió el personaje.

En todo caso, lo más relevante es que durante su mandato se abre al tráfico naval el canal de Suez y entre los distintos eventos organizados para festejarlo, el jedive Ismail manda construir un teatro de ópera. Era el primer teatro en África y Asia dedicado a este género. En aquel momento, fuera de Europa, sólo en las Américas se representaban óperas. Y el jedive contacta con Verdi para que componga el himno de inauguración del teatro.

Verdi que en este momento se halla retirado del mundo operístico y dedicado a la explotación de sus fincas rústicas de Sant´Agata, cerca de su Busseto y Róncole natales, se niega y a falta de una obra específica, la inauguración del teatro tuvo lugar el 1 de noviembre de 1869 con la representación de Rigoletto y la asistencia de invitados del calibre del emperador Francisco José I del Imperio austro-húngaro o la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III de Francia.

Sin embargo, Ismail seguía empeñado en conseguir una ópera de su compositor favorito que además tuviera un tema «egipcio». Es posible que fuera Auguste Mariette, el egiptólogo director del Servicio de Antigüedades, quien sugiriera esta idea al jedive. De hecho fue Mariette quien formuló inicialmente la idea del argumento de lo que acabaría siendo el libreto de Aida.

Tras varias negativas de Verdi, Ismail Pachá toma como intermediario al director de la Opéra Comique de París, Camille du Locle. El cual envía al compositor el argumento escrito por Mariette, insinuando que si se negaba de nuevo, se buscarían otros compositores. Dejando caer los nombres de Gounod o Wagner.

La lectura del argumento atrajo inmediatamente a Verdi quien, en un principio, no tenía ningún interés por el Egipto contemporáneo ni se sentía atraído por la cultura faraónica.

El contrato es firmado por Verdi y Mariette e inmediatamente el argumento es entregado a Camille du Locle, que fue libretista de Don Carlo, quien lo divide en escenas y lo desarrolla en prosa. Y Antonio Ghislanzoni lo traducirá al italiano y lo pasará a verso.

En cuanto a la composición de la música, una vez aceptado el encargo, Verdi fue presa de un verdadero delirio creativo ya que la nueva ópera quedó concluida en solo cinco meses.

Pero en julio de 1870 estalla la guerra franco-prusiana, Napoleón III abdica y los prusianos ponen sitio y ocupan París. Entre los que se quedan encerrados en sus muros se encuentra Auguste Mariette que había viajado a París para encargar a los talleres de la Opéra Comique los decorados y los trajes de Aida con la mayor fidelidad posible a sus ideas e investigaciones sobre el antiguo Egipto.

Terminada la guerra, Aida subirá por fin a escena por primera vez en El Cairo el 24 de diciembre de 1871. En realidad, era la tercera ópera de Verdi que se escuchaba en El Cairo, la primera fue el Rigoletto de la inauguración del teatro, al que siguió la representación de Il Trovatore, y ahora Aida.

El estreno en suelo europeo tuvo lugar en 1872 en el teatro alla Scala de Milán. A España llegará en 1874 sobre el escenario del Teatro Real de Madrid y dos años más tarde, el 21 de junio de 1876 (se cumple este año el 140 aniversario) se estrenará en el Teatro Principal de Valencia, antes incluso de que subiera a las tablas de teatros como el Covent Garden de Londres, el Palais Garnier de París o el Metropolitan de Nueva York.

Compartir el artículo

stats