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Material sensible

¿Ripollón mola?

Recibí noticias de un libro editado por una editorial (puede que) de Alzira titulado Ripollón mola, y me pregunté (aunque dicen que es la curiosidad lo que mueve el mundo, también creo que es la perdición de muchos) el por qué de un título tan molón. ¿Acaso alguien ha dicho que Ripollón no mole? Una cosa es que su pintura sea muy inferior, pero molar, lo que se dice molar, como canta Camilo Sesto, Ripollón mola mazo. En cuanto al uso del verbo, aunque lo conocía desde la adolescencia, creía que se trataba de un vocablo de jerga. Pero no. En mi edición del Diccionario de la RAE (vigésimo segunda, 2001) ya aparece el verbo molar, así como en un vocabulario castellano-valenciano (y viceversa) que por su aspecto y estado (fue empapado testigo de la Pantanada), parece anterior a la invención de la Llengua, lo que en este caso es lo que mola ya que el libro molante es en valenciano. Me parece que ya que conocimientos sobre arte no vamos a poder esperar, si que se agradecería un poco de buen gusto, ya que parece que estos editores lo tienen pésimo.

En varios textos de mi abuelo en el Arte, Salvador Dalí (gran escritor) aparecen la expresión y la idea de «cretinizar a los niños», de los que no era muy amigo el abuelito Salvador. En primer lugar proponía hacerlo mediante la televisión, medio que además de gustarle (y a mí, no te jode) es eficacísimo para la cretinización masiva y no solo la infantil.

Pero creo que Ripollón mola superará con mucho la eficacia de la TV para tal cometido. Hace unos años con el pretexto de regalárselo a mi hijo, compré un libro titulado: o Bon día, senyor Tàpies, o Bona nit, senyor Tàpies, o algo pasa con el senyor Tàpies (y también los había, todos para niños, sobre Velázquez, Miró y otros artistas). Uno de esos libros «didácticos» destinados a tratar de acercar a los niños a artistas, mezclando sus obras con monigotes, lo que me parece tan ocioso, gratuito y apresurado como pretender acercarles La Divina Comedia, el Ulises o en Busca del tiempo perdido. Los pedágogos aficionados son aún peores que los de verdad.

Por cierto, supongo que debe haber (bastante) gente que pensará que para introducir a los niños en el arte mucho mejor que Tàpies es Miró (y Ripollón, ya te digo). Error. Tàpies está mucho mas cerca de Miró que Ripollón. Aunque parezca, ya sabes, qué mono, como dicen unas pijas amigas mías (y Ripollón, qué mono también: aunque monóxido), Miró puede ser terrible a veces, como solo puede serlo un artista, mientras que Ripollón solo puede alcanzar la cursilería. Y ni Miró es ingenuo, por mucho que lo supongamos, ni Ripollón es ingenuo por mucho que lo finja.

Una persona que conozco no cesaba de decir hace muchos años que Miró era una estafa y ahora creo que le encanta Ripollón. Cosas veredes. Por la maldita curiosidad me puse a pulular por Internet y llegué a la exposición de Ripollón en Alzira a propósito de la cual se decía que el pintor había tenido gran éxito con cuatro exposiciones en la China. Ves, eso lo veo bien, teniendo en cuenta el altísimo nivel de calidad de los productos que los chinos de la China nos traen a España, no está mal pagarles con la misma moneda.

¿Habrá que equilibrar la balanza de pagos o no?

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