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Complejidad y contradicción figurativas

Complejidad y contradicción figurativas

Valga la paráfrasis del conocido libro de Venturi y Brown para resumir el encomiable esfuerzo realizado por el MuVIM para regresar por sus fueros, a sus orígenes fundacionales como museo consagrado a la Ilustración y la Modernidad circunscritas al ámbito geográfico valenciano. Rafael Company y Amador Griñó, comisarios de este ambicioso proyecto del que la presente muestra constituye su primer y más llamativo capítulo, han apostado y pisado fuerte desmenuzando mediante una cuidada selección de casos particulares algunos tópicos que terminan por ocupar un lugar que no les corresponde. Tras un arduo trabajo de investigación, de archivo en fondos documentales propios y ajenos -tanto institucionales como particulares- han sacado a la luz una serie de ejemplos que brillan deslumbrantes tras correr el opaco velo de las generalizaciones tan extendidas como aceptadas. Dicen que las comparaciones son odiosas aunque a veces pueden ser muy útiles y esclarecedoras, sin embargo, las generalizaciones siempre son inexactas. Y buen ejemplo de ello lo encontramos en esta magnífica exposición realizada con el rigor del erudito y planteada para el disfrute y el conocimiento de todos los públicos.

Así, vemos tambalearse esa asociación directa entre política (poder) y cultura, y vemos matizarse, y mucho, esas identificaciones entre República/modernidad artística y dictadura/tradición figurativa. Así, en el caso valenciano, el innegable peso de Sorolla y Benlliure -entre otros- estuvieron tan asociados en principio al republicanismo blasquista y fue tan grande y prolongada su influencia en las artes visuales, como después fueron importantes figuras incuestionablemente modernas como Renau, Boix o Ballester. De este modo, veremos que tanto antes como después de tan mitificado como demonizado período, la figuración artística ofrecía diversas facetas complejas, conformadas por la personal autoría de cada artista (también variable en función de los tiempos...) y oscilaba ambivalente entre una marcada pervivencia imitativa/costumbrista y una renovadora simplificación geometrizante de marcada influencia Art-Decó.

El espectador armado de curiosidad va a verla satisfecha con creces, con sólidos argumentos y convincentes imágenes que arrancan desde el mismo vestíbulo del museo -toda una declaración de intenciones con placa callejera republicana incluida- que lejos de verse defraudada aumentará cuando descienda a los barrios bajos (la salas inferiores) y vuelva a subir a las calles superiores de la planta baja. En el ínterin, ha de seguir con atención y dedicación el itinerario perfectamente trazado, jalonado con hitos visuales de contundente atractivo y subrayados mediante un profuso aparato documental dispuesto en vitrinas, amén de las correspondientes cartelas y textos explicativos de reputados especialistas. Pinturas, esculturas y especialmente carteles, concentran la parte más visible, pero no menos necesario es detenerse y leer para tomar cumplida conciencia de la magnitud y profundidad de una problemática que nos debe inducir a la reflexión. El saber no sólo ocupa lugar físico, sino que el saber ilustrado (en sus sentidos literal y metafórico) es un poderoso instrumento para conocer el pasado, a los demás y para llegar a comprender el presente y, lo que no es menos importante, para conocerse a uno mismo, incluso en la diferencia respetuosa con los otros.

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