Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ya te digo

Podría decirse que más que navegar por Internet voy a la deriva. Ni tengo cartas, ni sextante, ni siquiera compás, y aunque quisiera seguir un rumbo no iba a poder fijarlo, así que me dejo llevar por corrientes y mareas y a veces toco puerto porque en la red, como en la vida, unas cosas llevan a otras. El otro día quedé varado en una página sobre una exposición que (mira tú) se celebró en Alzira hace unos meses. La abrí por su título que llamó mi atención: Quan l´art diu molt. Yeepa tú. A ver, esto es muy fuerte, Quan l´art diu molt.

No me detengo en la pretenciosa suposición de que lo que hagas alcance esa categoría, es solo que encima «diu molt». Efectívamente el arte, si lo es, dirá mucho, aunque a lo mejor tampoco tanto, porque Fidias, Durero, Velázquez, Cezanne, Matisse, Dalí, Bacon o Baselitz, hombre, decir, lo que se dice decir, algo dirían, pero tampoco iba a ser tanto como estos muchachos cuyo arte diu molt y que van a por todas.

Yo con esto del arte que diu molt es que me echo a temblar. Creo que querrán referirse con esto a lo que antes se llamaba «arte con mensaje». El arte con mensaje es ese ectoplasma con el que se nos ha estado dando la murga durante tantos años. Normalmente cuando alguien no tiene nada que decir entonces lanza un mensaje. El art que diu molt y el arte con mensaje aunque parezca que prometan una profundidad y (hasta otras veces) cierta y seca espiritualidad, en realidad lo que suelen ofrecer es literalidad, y la literalidad me parece el mayor enemigo del arte.

Nos han dado la lata con la literatura con mensaje, que te hace pensar en los policías de Fahrenheit 451 (que te viene a la cabeza, digo) y hasta añorar a Pepe Carvalho; luego está el arte con mensaje, constituido por esos cuadros debajo de los cuales se apelotonan lo políticos, grandes amigos de la literalidad, a hacerse el selfie (salvo si el cuadro es de Tàpies, en cuyo caso solo se pondrán a su vera si incluye cuatro trazos rojos, entonces lleva mensaje, si no los lleva entonces no quiere decir nada: es arte decorativo, y si pretendiera decir algo no vale porque no llega al pueblo; y en fin las canciones con mensaje que me parecen lo peor, Tú ya m´entens como se burlaba La Trinca.

Porque a veces el mensaje va encriptado, pero no hace falta pertenecer al M16 para descifrarlo porque sigue siendo literal. Hay veces que hasta las metáforas son de una literalidad sorprendente. Así ya se puede decir mucho. Puedes decir todo lo que quieras, no te jode. Pero una cosa es decir y otra significar.

Al día siguiente (creo), derivando por el océano Google, arribé a una exposición que hubo en Las Naves (en persona no fui, ya te lo digo, para perder el tiempo prefiero coger la caña y el aparejo e irme a pescar). Había en la exposición fotos de Rajoy, de Pablo Iglesias, de Sánchez, de Albert Rivera, etc. con las que se hacían chistes malos que hubieran tenido mejor ubicación y acomodo en la revista El Jueves. Recientemente vi en un periódico una entrevista con el crítico y escritor alemán Walter Egon, donde este decía, aunque con otras palabras, que el arte político era la plaga, y partiendo de que casi siempre ni es arte ni es político.

Si no hay nada que decir, si solo hay mensajes evidentes y pedestres, políticos u poéticos, abjurad del arte. Mejor escribir columnas como hago yo.

Compartir el artículo

stats