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Animalismo geométrico: Javier Riera

No es la la primera vez que visita los espacios de la galerista Ana Serratosa el artista asturiano Javier Riera

Animalismo geométrico: Javier Riera

El animalismo o estilo animalista es la forma artística de representación de figuras animales. Todos hemos conocido lugares de nuestra infancia o un tiempo remoto en el cual se ubicaban cuadros prácticamente decorativos con escenas de caza, cabezas de ciervos o toros, imágenes que no nos son ajenas en nuestra cultura y, sin embargo, cada vez están más alejadas del pensamiento contemporáneo. La empatía por los animales va en aumento y nos lleva a querer cuidarlos, a respetar la naturaleza y aproximarnos a ella con un interés ancestral.

El artista Javier Riera (Avilés, 1964) expone hasta el 31 de mayo en el espacio Fondo Arte-AS dirigido por Ana Serratosa y situado en la calle Escultor Vicente Beltrán junto a la Avenida de Francia su serie de cianotipias en la exposición Caminar, descansar, preservar que reúne una selección de obras con las que representa sobre papel fragmentos que la naturaleza le ofrece tras largo tiempo de observación mediante intervenciones geométricas. Riera, como en una reinterpretación de las pinturas rupestres que elaboraban nuestros antepasados, plasma en una curiosa técnica siluetas de animales salvajes en su entorno natural. Se trata de un relato acaecido en terrenos boscosos, nocturnos, casi románticos, que desprenden ternura hacia los animales a través de la figura del ciervo siempre presente.

La cianotipia es un antiguo procedimiento fotográfico monocromo por el cual se obtiene una copia de la imagen original en un color azul de Prusia que, en este caso, varía su tonalidad hacia un aspecto verdoso en ocasiones y bien podría remitir al vínculo natural entre el cielo y la montaña, horizonte muchas veces presente en obras pictóricas y fotográficas. Las geometrías que el artista plasma sobre imágenes capturadas a pocos metros de ciervos que pastan en silencio recuerdan a estrellas, líneas tenues, siluetas delicadas, contrastan con las estructuras corpóreas en forma de cornamenta robusta y perfil cérvido.

Esta exposición pudo verse anteriormente en una versión más extensa donde se mostraban varias proyecciones en la galería Ana Serratosa Arte, espacio diáfano en el ático de Pascual y Genís 19, pues es costumbre que itineren de un emplazamiento a otro en ese orden. Toda exposición organizada por Serratosa se inaugura en el espacio más céntrico y después, aproximadamente al mes, es trasladada a Fondo Arte-AS, una elegante galería más amplia a pie de calle con distintas estancias en las que también se llevan a cabo charlas, conferencias, cursos y talleres relacionados con el mundo del arte. Tal dinamismo propicia dos tipos de montaje expositivo diferentes, ofreciendo así múltiples puntos de vista sobre una misma obra y capta distintos públicos.

Actualmente Caminar, descansar, preservar muestra una única pieza de vídeo proyectada en un muro blanco impoluto que se intuye desde el exterior de la galería y exhibe la estampa de un ciervo blanco moviéndose con facilidad por el sotobosque desdibujado, frondosidad inexistente para el ojo que mira, fundido en la oscuridad de manera tal que el animal parece descontextualizado y resalta. A su alrededor las piezas de pared se dividen por tamaños y entablan un diálogo íntimo en el que intervienen árboles, arbustos y águilas acechando a cervatillos, previniendo de los peligros del entorno, metáfora sublime del ciclo de la vida. Las obras más pequeñas las vemos expuestas en una columna mientras que las paredes albergan medio y gran formato, cuyos precios arrancan desde 600 euros, las que tienen menor tamaño. Asimismo, la obra de Riera convive con esculturas de Venske & Spänle ubicadas en la galería, formas orgánicas hechas en mármol y llamadas Smörfs.

Una aventura en la que adentrarse obviando las coordenadas espacio-temporales dado que la naturaleza representada por Riera sugiere una pérdida de identidad del objeto construido como transfiguración del límite, un placer aristotélico en el sentido en que Aristóteles sostenía que mientras que en la naturaleza son los propios objetos los que interactúan con nosotros y nos provocan emociones, en las artes plásticas son las imitaciones o reinterpretaciones de estos, las imágenes de dichos objetos. De ahí que el soporte y la técnica del artista se revelen tan coherentes ya que todo el proceso emerge de una copia, de la cianotipia, que en definitiva se convierte en algo original, una pieza única y conmovedora extraída de la naturaleza e intervenida, creada en un mágico juego de sombras entre realidad y ficción.

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