Que la literatura valenciana está viviendo un momento dorado es algo que resulta evidente a tenor de las continuas publicaciones de libros y de la ingente cantidad de actos que se convocan, entre presentaciones, lecturas públicas, mesas redondas, talleres de escritura, etc. Y que en este ámbito literario la poesía se lleva la palma también resulta más que constatable. A mi juicio, son varios los factores que han influido en el auge del fenómeno poético. En primer lugar, la enorme crisis económica surgida hacia el 2008, y que no es otra cosa que la consecuencia de una fuerte crisis moral y de valores. Esta crisis ha modificado conciencias, que han realizado un movimiento migratorio desde lo inmanente a lo trascendente, del materialismo a lo espiritual, del exclusivo culto al cuerpo al culto a la persona. También ha influido un deseo ferviente de no caer en lo facilón y lo cómodo, sino de buscar el placer en aquello que supone un esfuerzo y una dedicación. Y un tercer aspecto importante es el auge desde la década de los 90 del pasado siglo en la incorporación definitiva de las mujeres a este gigantesco trasatlántico del mundo de la poesía, que actualmente continúa formado por amplias minorías, pero donde los sexos no compiten sino que comparten un espacio común.
Asociaciones, grupos, colectivos, editoriales, están apostando con fuerza por la literatura, y sobre todo por la poesía. Así, ocupan librerías, bares y espacios culturales, y raro es el día que no haya, particularmente en la ciudad de Valencia, algún acto donde la poesía tenga protagonismo preeminente. Es también una manera de dinamizar estos lugares que he citado y que se están moviendo mucho en acoger actividades de calidad, ya que la crisis ha dejado los negocios muy mermados.
En este contexto que acabo de relatar, se evidencia que faltaba algo. Ante tanto libro que se publica se echaba de menos en Valencia una revista de poesía, que concitara las mejores voces de la actualidad; una revista que antologizara los poetas destacados, para que los muchos amantes que tiene este género literario conocieran y disfrutaran lo que se está escribiendo ahora mismo en nuestros alrededores. Pero no es fácil llevar a cabo una iniciativa así. Hacía falta un proyecto fuerte, valiente e innovador, realizado por personas con experiencia en el mundo de la poesía y de la cultura en general, formada y avezada.
En el último medio siglo ha habido experiencias formidables en cuanto a revistas literarias. Cabe destacar por su calidad y la influencia que tuvo en su época La Caña Gris, que solo apareció durante dos años, 1960-1962, pero cuya huella permanece en la literatura valenciana, aunque combinaba poesía y ensayo. En la década de los 80 aparecen con fuerza dos importantes revistas: en 1980 surge Cuervo: Cuadernos de Cultura, en la que se publicaban artículos de carácter sociocultural junto a una separata o plaquette con textos de poesía, relatos cortos o traducciones de los autores más en boga del momento. En 1985 se reconvierte en Quervo Poesía, de la mano de Isabel Burdiel, José Luis Falcó y José María Izquierdo. En 1988 publican la última separata. En esta misma época aparece la revista Zarza Rosa, dirigida por Salvador F. Cava, que además de incluir diversos poemas de autores destacados de esos años, publicaba una separata dedicada monográficamente a un creador o creadora. A caballo entre el pasado siglo y el xxi hay iniciativas importantes, como las revistas Corondel, de la Tertulia Literaria La Buhardilla; Diáfora, del grupo poético Argila de l´Aire; y El Mono-Gráfico, revista perteneciente a la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios (CLAVE).
Pero llevábamos muchos años huérfanos de una publicación que se dedicara íntegramente al género poético. Así surge la revista de poesía 21veintiúnversos. Un grupo de amigos, amparados en el nombre de Banda Legendaria, estudian, diseñan y dan vida al proyecto. Estos audaces promotores culturales son: Juan Pablo Zapater, poeta, Premio Loewe de Poesía a la Creación Joven en 1989 y Premio de la Crítica Literaria Valenciana en 2013; Francisco Benedito, poeta, candidato a los Premios de la Crítica Literaria Valenciana y Mención Honorífica a la mejor ópera prima en 2016; y Víctor Segrelles, veterano galerista, comisario artístico, coleccionista y editor. Dirigida por Zapater y coordinada por Benedito y Segrelles, completan su consejo editorial los poetas Xelo Candel Vila y Vicente Gallego. Un quinteto de lujo para una revista que ha nacido con vocación de calidad y de permanencia. Y para poder llevarla a cabo, los gestores de la misma, a falta de ayudas públicas y de iniciativas privadas, han recurrido al método del micromecenazgo, gracias al cual amigos y simpatizantes aportan una cuota por revista y, según la modalidad de la cantidad donada, reciben el material correspondiente al número editado.
Para elegir el nombre barajaron varias posibilidades. Finalmente, llegó a sus manos una teoría defendida por el físico estadounidense Duncan MacDougall, quien a principios del siglo xx sostuvo que el alma humana debía tener una masa o sustancia medible; y dado que sus repetidos experimentos daban como resultado que una persona en el momento de su muerte perdía automáticamente 21 gramos, llegó a la conclusión de que esta cantidad se correspondía con el peso del alma humana, desprendida del cuerpo tras el óbito. A los amigos de Banda Legendaria les sedujo esta teoría por su originalidad y extravagancia y, teniendo en cuenta además que la revista que se proponían lanzar nacía en el siglo xxi, eligieron este alegórico número para medir los 21 versos del espíritu de todo poeta.
Y para insistir en el simbolismo del guarismo 21, cada número de la revista estaría compuesto por veintiún colaboradores: veinte poetas y un artista plástico que sería el creador de la portada. Así todo cuadraba y adquiría un sentido natural y armónico, más allá de ser una simple decisión de los impulsores del proyecto. Pero además, se daba la particularidad de que entre los veinte poetas participantes con un texto inédito cada uno de ellos, habría uno fallecido, que aparecería en primer lugar con un poema sobre fondo gris, a modo de homenaje póstumo. Y tras él, los otros diecinueve.
El primer número apareció en octubre de 2015 y el artista autor de la cubierta fue Jordi Teixidor. Tras la introducción aparece el índice y enseguida el poeta fallecido homenajeado, en este caso César Simón. Y acompañándole, diecinueve poetas de gran talla, como Almudena Guzmán, Antonio Cabrera, Antonio Rivero Taravillo, Carlos Alcorta, Cecilia Quilez, Eloy Sánchez Rosillo, Fernando Delgado, Guillermo Morales Sillas, Jaime Siles, José Iniesta, José Luis Falcó, Juan Vicente Piqueras, Marc Granell, Miguel Ángel Curiel, Pilar Verdú, Raquel Lanseros, Roger Wolfe y Xelo Candel Vila.
El número 2 vio la luz a principios de marzo de 2016. En esta ocasión, la ilustración de la cubierta es de Carmen Calvo. Y tras la introducción, el poema inédito del autor fallecido, Max Aub. A continuación, otros diecinueve poetas distintos: Agustín Pérez Leal, Andrés Navarro, Bibiana Collado Cabrera, Blas Muñoz Pizarro, Felipe Benítez Reyes, Francisco Brines, Joan Margarit, José Luis Martínez, Josefa Parra, Josep M. Rodríguez, Jenaro Talens, Laia Noguera i Clofent, Laura Giordani, Lola Andrés, Luis Antonio de Villena, Manuel Rico, Omar Pimienta, Pedro Flores del Rosario y Pilar Blanco Díaz. Además, se da la circunstancia, que también tiene vocación de continuidad, de que con este número 2 aparece una plaquette con once poemas del autor valenciano Juan Vicente Piqueras, titulada Miel caída.
21veintiúnversos quiere ser una revista de referencia en toda España, que aúne calidad de contenido con calidad de diseño; moderna y atractiva; una revista que tiene la elegancia de la sencillez y el fácil manejo por parte del lector, cómoda y asequible, con el aura de ser una revista de culto con el paso de los años, una publicación que acoge a los mejores poetas valencianos y de otros puntos de España y Latinoamérica, con un protagonismo destacado por su obra literaria. El equipo que la dirige y coordina piensa que aparezca con una periodicidad cuatrimestral. Por tanto, podemos estar seguros de que el número 3 se encuentra en pleno proceso de composición.
