Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El estreno absoluto del gato montés

El estreno absoluto del gato montés

El estreno mundial de la ópera El gato montés tuvo lugar en el Teatro Principal de la ciudad de Valencia en 1917. Su éxito la llevará posteriormente a ciudades como Madrid, Barcelona, Ciudad de México, Nueva York o Buenos Aires. Y será adaptada incluso a la gran pantalla por la Paramount bajo el título Tiger Love. El estreno estaba programado para el 13 de febrero de 1917, si bien en el ensayo general que tuvo lugar la mañana de ese mismo día que, curiosamente, era martes y 13, el regidor hirió al protagonista al realizar los disparos de fogueo de la escena final y la primera función tuvo que posponerse y retrasarse hasta el 22 de febrero de ese mismo año.

Aquella primera representación, con asistencia de lo más granado de la sociedad valenciana, en una función ofrecida a beneficio de la construcción de un monumento en honor a Salvador Giner, maestro de Penella -que hoy en día se encuentra en la Gran Vía Fernando el Católico y que fue inaugurado con discurso de Vicente Blasco Ibáñez en su inicial emplazamiento de la Glorieta- será un completo éxito y el público sacará (literalmente) a hombros al compositor acompañándolo hasta su domicilio con música y antorchas.

Tras la sesión inaugural en el Teatro Principal, que había sido elegido por ser el más prestigioso y de mayor solera de la ciudad, la obra continuará en cartel en el Teatro Apolo, donde se producirá a su vez otro suceso rocambolesco: antes de comenzar la función un conocido pintor dispara y mata a un joven aristócrata en el foyer, huyendo a continuación. Los dos jóvenes se habían retado esa misma tarde a la salida de los toros a causa de una cupletista llamada Rosita Rodrigo que, en esa época, se relacionaba con Alfonso XIII. La realidad supera siempre la ficción.

La prensa de la época relataba el hecho de esta manera: «Ha producido dolorosa impresión el crimen cometido a las puertas del teatro Apolo por el conocido artista decorador don Tadeo Villalba, quien, en un momento de ofuscación inconcebible, disparó dos tiros de revólver contra el distinguido joven don Fernando Hernández Ferrer de Plegamans, único hijo de los condes de Villamar y de Plegamans. El móvil del suceso obedece a rivalidades amorosas, siendo la protagonista de este drama la popular cupletista Rosita Rodrigo». Sorprendentemente el agresor fue absuelto tras ser detenido y juzgado por un tribunal con jurado.

El gato montés del valenciano Manuel Penella ha sido uno de los más claros ejemplos de la voluntad de combinar la llamada alta cultura con la cultura popular española. En esta obra podemos encontrar todos los tópicos del españolismo andaluz más recalcitrante: el torero, la gitana, el bandolero, el cura, el sol, el vino€ amplificados por la utilización del dialecto andaluz en el libreto. Si bien con un formato, un tratamiento de las voces y una sencilla aunque cuidada orquestación que logra elevar hacia los terrenos del teatro lírico de calidad la truculenta trama en la que encontramos la rivalidad en el amor, los celos, la muerte de un torero en la plaza o el rapto del cadáver de la enamorada€ adentrándose con habilidad no obstante en el conocimiento de la naturaleza del alma y las pasiones humanas.

La obra, que cayó en un cierto olvido, fue recuperada en la Expo´92 por Plácido Domingo, que la ha paseado por teatros de todo el mundo. Tras su interpretación y grabación en el Palau de la Música de Valencia en el año 2000 (donde ya intervino el Cor de la Generalitat), vuelve de nuevo a la ciudad incluida en la llamada pretemporada de Les Arts Reina Sofía con la producción que José Carlos Plaza dirigió para la escena del Teatro de la Zarzuela de Madrid.

En esta versión se pretende, paradójicamente, huir de la españolada y del folclorismo andaluz, con una escenografía esencial de claroscuros que, según declaraciones del propio director de escena, recuerda a la Andalucía profunda retratada en obras como La casa de Bernarda Alba.

En las funciones de Les Arts el rol de Rafael lo canta el tenor vizcaíno Andeka Gorrotxategi, que viene de cantar Cavaradossi en la Tosca de la ópera de Dresde; el papel de Soleá lo interpreta Maribel Ortega, quien acaba de cantar Abigaille de Nabucco en Málaga, Palma y Pamplona; y el de Juanillo lo hace Ángel Òdena, tras cantar Iago de Otello en el Teatro Real de Madrid.

La importancia de la tradición musical de Valencia en el campo del teatro lírico, que es negada por algunos gestores culturales (muchas veces más por ignorancia que por maldad), se pone de manifiesto no solo por el estreno absoluto en la capital del Turia de esta obra fundamental en la historia de la ópera española, sino también porque ese año de 1917 están funcionando en la ciudad de Valencia, con una población de escasos doscientos cincuenta mil habitantes, tres compañías líricas al mismo tiempo: además de la de Penella, la de Vicente Lleó y la de José Serrano. Este último acababa de presentar en primicia, con gran éxito también, en el Teatro Lírico de Valencia la zarzuela La canción del olvido, desconocida todavía en Madrid, donde pocos años antes había estrenado Vicente Lleó su denominada opereta bíblica La corte del faraón.

A pesar de la crisis teatral generalizada del arranque del siglo xx en España, la presencia de estas tres compañías de teatro lírico en la ciudad de Valencia proporcionaba una variedad y una cantidad de espectáculos musicales que no se daba en ninguna otra ciudad española. Representándose en los teatros valencianos otras óperas españolas como Marina de Arrieta, Gala Placidia de Pahissa, Maruxa y La balada de carnaval de Vives, Las golondrinas de Usandizaga, o La vida breve de Falla.

El Teatro Principal, que al año siguiente del estreno de El gato montés recibía a los ballets rusos de Diáguilev, continuará por otro lado con su tradicional temporada de ópera que incluirá, además del más usual repertorio italiano, títulos como Parsifal de Wagner que los valencianos podrán ver por primera vez en 1920 tras el estreno siete años antes, también en el Principal, de Tristán e Isolda.

Compartir el artículo

stats