Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Yturralde, cartografías de lo sublime

Transmitir emociones a través de formas y colores desde la abstracción, en términos mínimos, ese es el objetivo de un Yturralde que sigue explorando los límites de su propia obra y que expone, hasta el 29 de enero, en la sala Martínez Guerricabeitia de La Nau bajo el título «Yturralde. Cartografías de lo sublime», comisariado por Santiago Pastor.

Yturralde, cartografías de lo sublime

José María Yturralde (Cuenca, 1942) llevaba 17 años sin mostrar así su trabajo en Valencia ya que la última individual que había tenído aquí fue en el Institut Valencià d´Art Modern (IVAM) en 1999. Pintura fluorescente, pintura sintética y plástica sobre madera, círculos que invitan a la meditación, que hablan de vacío y de plenitud a la vez, del abismo frente a la pasión de la inspiración, en definición, de lo bello y lo sublime, cuestiones recurrentes en el arte contemporáneo aunque pocas veces abordadas con semejante maestría. Más allá de que su obra resulte agradable al primer vistazo, encontramos un discurso detrás que es más profundo de lo que aparenta a simple vista y que revela un interés por las filosofías orientales, por los planos intelectual y reflexivo, por la meditación.

El artista asegura que para él pintar es como respirar y que lo seguirá haciendo siempre que pueda, intentando «hacer visible la infinidad» principalmente sobre lienzo. No en vano está considerado como uno de los pintores mas sobresalientes dentro de la tradición europea de la abstracción geométrica. Desde su estudio en Alboraia ha elaborado las obras más recientes que ahora podemos disfrutar en esta exposición, que no es una retrospectiva al uso ni mucho menos, es un proyecto concreto que dota de un nuevo impulso a la trayectoria de un autor que recupera ahora un término casi olvidado, el de lo sublime.

Verdes, azules, amarillos y rojos en diferentes tonalidades, envolventes, atractivos, impactantes, inundan la sala a gran formato sobre todo. Once únicas piezas seleccionadas por el comisario Santiago Pastor que, además, ha dispuesto a la entrada de la exposición, junto al vinilo explicativo, un audiovisual producido para la ocasión, que puede escucharse con nitidez mediante el uso de auriculares colgados bajo la pantalla y que reúne intervenciones del catedrático de Estética y Teoría de las Artes Román de la Calle y del historiador del arte Tomàs Llorens, entre otros profesionales del sector artístico que opinan sobre la obra de Yturralde y arrojan luz sobre detalles muy interesantes de su proceso creativo.

En la tradición estética inglesa fue Edmund Burke el primero en explicar la diferencia entre lo bello y lo sublime. La visión de algo que nos conmueve puede tener algo de temible, no es belleza simplista o superficial, en este sentido la exposición de Yturralde deleita e inquieta a partes iguales, pues lo sublime, según Burke, comporta un sentimiento de placer que contiene esa extraña ambigüedad: no se trata de puro placer, sino que la experiencia se entremezcla con cierto displacer. Frente al carácter amable y alegre de lo bello, lo sublime se manifiesta bajo la traza de lo temible, así que cuando una pintura de Yturralde encierra un círculo infinito, un cuadrado luminiscente que recuerda a una instalación de James Turrell convertida en cuadro, nos aboca al vacío, parece buscar que el espectador se sienta trascendido por algo que nos sobrepasa de una manera ilimitada. Sus líneas verticales u horizontales difuminadas como fuego que emerge de un horizonte lejano ahondan en el corazón mismo de lo estético.

Destaca en esta muestra el nivel de control total sobre las variaciones cromáticas hacia los límites del soporte que delinean un espacio con profundidad. Yturralde finalmente consigue generar esos espacios de meditación que intentaba crear en cada una de sus piezas y que actualmente conviven en el espacio expositivo con una sutil armonía pese a lo contundente de su trabajo. Recomendamos, pues, visitar la exposición en horas bajas, acompañados de poco público, en silencio, preparándonos para traspasar el umbral que deja traslucir lo sublime de su arte.

La exposición, que se ha hecho esperar pero que está teniendo una muy buena acogida en sus primeras semanas, ha sido organizada y producida por la Universitat de València y el Colegio Mayor San Juan de Ribera de Burjassot. Además de las colaboraciones de la fundación Martínez Guerricabeitia y la Galería Javier López & Fer Francés de Madrid.

Compartir el artículo

stats