Ahora que las instituciones valencianas vuelven a rememorar la vida y obra del escritor Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 1867-Menton, 1928) no estaría mal recordar, asimismo, a uno de sus más próximos colaboradores que con su talento artístico dio imagen a multitud de portadas del escritor y de su editorial Prometeo. Nos estamos refiriendo, claro está al pintor, dibujante y pionero del diseño gráfico español Arturo Ballester Marco (1890-1981).
El 23 de diciembre de 1926, desde su exilio en la Villa Fontana Rosa, en Menton, los Alpes Maritimes, el escritor Vicente Blasco Ibáñez le remitía estas líneas a Arturo Ballester:
«Agradezco mucho su afectuosa carta y hoy remito a la Editorial Prometeo los tres primeros pliegos de los tres libros que desea con dedicatoria cada uno de ellos.
«Estoy muy satisfecho de sus cubiertas, que son obra de un verdadero artista y como tengo fe en sus facultades, espero que aún las irá haciendo cada vez más notabilísimas.»
¿A qué libros se refería Blasco Ibáñez? Por el legado artístico que se conservaba en la Diputación Provincial de Valencia tras la muerte de Arturo Ballester (1981), los libros a que hacía referencia eran El Papa del mar, Los cuatro jinetes del Apocalipsis y La vuelta al mundo de un novelista. Dos dibujos a lápiz sobre papel y un gouache sobre papel. Los originales de las portadas realizadas para la Editorial Prometeo.
No hay lugar a dudas, que en el primer tercio del siglo xx, Arturo Ballester era uno de los mejores diseñadores gráficos de marcas comerciales (El As, Amidon Gallia, Kroton); carteles (Círculo de Bellas Artes, Palacio de las Artes, Fiestas de Julio) y portadas de editoriales valencianas (Cervantes, Guerri, Prometeo, etc.).
Su consolidación como diseñador gráfico de carteles se produjo durante la guerra civil española, en la que realizó con acervo propio carteles para organizaciones sindicales como la Confederación Nacional del Trabajo para quien hizo «posters» notables como Un marino, un héroe; Campesino, rotas tus cadenas no consientas que te opriman otros tiranos; Loor a los héroes, etc.
Aunque la posguerra le obligó a un discreto anonimato ensombrecido por la muerte de su único hijo y su perfil de cartelista de guerra y portadista de Blasco Ibáñez, aún consiguió realizar algunos retratos notables, portadas para diversas editoriales españolas y un excelente mural interior para una vivienda del centro de la capital valenciana.
Así en la sombra sobrevivió al franquismo hasta la muestra propiciada por la galería Val i 30 que en 1979 sacaba a la luz la Obra Gràfica de Guerra de este artista con un excelente catálogo diseñado por Ramírez Blanco.
Unos años más tarde, desde la sala de exposiciones de La Caixa (Valencia, 1986), se exhibía la primera retrospectiva de este artista y de sus dibujos, retratos, carteles, gráficas y los muy celebrados carteles de la guerra civil española.
Ahora que se celebra a Blasco Ibáñez estaría bien revisitar la obra de Arturo Ballester, diseñador gráfico de la Editorial Prometeo.
