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Voces en piedra medieval

Roma, Sicilia, Xàtiva, Silos, la Lonja de Valencia o el Museo Arqueológico Nacional han sido algunos de los lugares visitados por Vicente Colom para documentar su prodigioso trabajo como dibujante que ahora expone en Silos en torno a los capiteles medievales, cuya piedra labrada produjo la primera estatuaria de la Europa cristiana. Con técnica de grabador, a través de la pluma y la aguada, Colom ha reproducido las formas y escenas para transmitir la poética que hace más de mil años constituyó el lenguaje más artístico de su época.

Voces en piedra medieval

Vicente Colom (Valencia, 1941), es director y comisario de exposiciones, anticuario e interiorista, pero fundamentalmente es un artista, alguien que mira el mundo desde la óptica del arte, de la estética que tiene que ver con las obras de arte, de todas las épocas. Y es, también, un formidable dibujante. Lo mostró en público hace unos años en su muestra del Almudín dedicada a Nueva York, una serie de dibujos en claroscuro que capturaban la esencia de la ciudad de los rascacielos a lo largo de un periodo de cuatro años, de 2009 a 2013. Aquella exposición le adhería a la corriente neometafísica de la pintura valenciana de los 90 tan a propósito de la arquitectura -Sicre, Marcelo Fuentes...- pese a pertenecer a una generación muy anterior. Colom, como artista, ha ido siempre contracorriente, entre la nueva objetividad y un cierto hiperrealismo cuando la tormenta contra la figuración arreciaba en la pintura contemporánea. Nueva York, en la edad adulta, le ha mostrado un camino que, curiosamente, se fundamenta en su etapa más joven, cuando trabajó como aprendiz en los talleres de la imprenta Farinetti bajo la tutela de un extraordinario grabador clásico como fue Ernesto Furió. Tras Nueva York, regodeándose en esa técnica casi de miniaturista que sus años de aprendizaje le otorgaron como fecundo poso, Colom ha recreado el mundo medieval de las gárgolas y los capiteles.

Con ese bagaje, y tras dibujar de un modo minucioso, como si fueran aguafuertes, extrayendo a través de la tinta y del contraste entre los blancos, grises y oscuros la carga poética del imaginario estético de la Edad Media, Vicente Colom fue invitado a exponer su trabajo en el Monasterio de Silos, donde se muestran sus dibujos hasta el 5 de junio en un espacio muy querido, curiosamente, por los informalistas. Se trata de una cincuentena de escenas a pluma -algunas con fondos en aguadas- con la técnica del grabador, de cortos y múltiples rasgos, y que reproducen gárgolas de la Lonja de Valencia y capiteles romanos, bizantinos y románicos, en los que se refugió al arte escultórico en sus diversas manifestaciones: geométricas, vegetales, antropomórficas y especialmente narrativas, capiteles tomados de museos como el Arqueológico Nacional, el de Xàtiva o los Capitalinos de Roma, de monasterios como el propio de Silos o del siciliano Monreale, y de la también siciliana y normanda Palermo.

A través de la prodigiosa habilidad de Colom penetramos en ese mundo protoescultórico que se manifestó en los capiteles, cuyas escenas, tan sagradas como profanas, constituyeron los primeros relatos de la nueva Europa que surgió en los siglos medievales y cuyos centros culturales se encontraban en los grandes monasterios cristianos. Los capiteles antecedieron a los primeros retablos pictóricos y a las vidrieras góticas como receptáculo del lenguaje narrativo que explicaba la parte histórica y mitológica del cristianismo.

La apuesta de este veterano artista no puede ser más conveniente en un momento en el que la obra en papel, por fin, cobra valor en el mercado del arte. Los buenos paladares artísticos lo agradecen, pues el papel, a través del propio dibujo, o de los gouaches e incluso al óleo, retiene un valor estético de primer orden, tan primigenio como refinado. Un valor que también fue funcional durante siglos, pues el dibujo en papel constituyó el modelo de reproducción más fiel de la realidad, utilizándose como archivo y sistema de enseñanza y didáctica tanto de las propias bellas artes como de la arquitectura o la ingeniería, hasta que el advenimiento y desarrollo de la fotografía y las computadoras le vino a sustituir.

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