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Vericuetos de un poeta excepcional

Nueva y profusamente documentada biografía de uno de los grandes poetas españoles del pasado siglo, el nóbel Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898 - Madrid, 1984), a quien tantas dudas le asaltaron en vida, desde su propia condición sexual a su posición durante la guerra civil y el franquismo ulterior. De lectura fluida y dinámica pero quizás poco conocedora de la hondura literaria de Aleixandre.

Vericuetos de un poeta excepcional

Teníamos ganas de desempolvar la figura de un ilustre poeta como Vicente Aleixandre: el caso es que libros como el de Jesucristo Riquelme, con aquel magnífico epistolario entre Aleixandre y Miguel Hernández, por ejemplo, nos hicieron revivir viejas esperanzas en torno a la figura del poeta andaluz, Premio Nóbel de Literatura en 1977. Los estudios, aunque pocos actualmente, son muy buenos y han seguido abriendo nuevas líneas de lectura en torno a su obra, que sigue siendo, a todas luces, imprescindible para comprender toda la poesía española escrita durante el siglo pasado.

A este ambiente tan propicio ha llegado una amplia y voluminosa biografía del poeta, firmada por Emilio Calderón, que había destacado en su momento como autor de literatura infantil y juvenil primero, y luego como novelista, con notable éxito como parece apuntarse en la propia edición de este libro y que resulta indiscutible sin duda. Ahora bien, ¿qué lleva a un periodista a escribir una biografía de un poeta? Supongo que su afán investigador, la tenencia de un material interesante, inédito, la coordinación de varios puntos deslavazados que, en su sentido total, podrían adquirir una perspectiva muy diferente de cómo fue su vida. No sé, se me ocurren muchos motivos, y más para que, además, a dicha biografía se le pueda galardonar con el II Premio Stella Maris de Biografías y Memorias. Pero mira por dónde, no veo ninguno de ellos sobre el papel y me pregunto hasta qué punto es necesario volver a redactar una biografía de tan magnífico poeta si no se supera en nada a las que ya hicieran, hace más de veinte años, gente como Leopoldo de Luis o Antonio Colinas, por citar dos ejemplos más que notorios. Su desconocimiento de la obra de Aleixandre es tal que abruma ver tanta parsimonia documental, tan obsoleta pese a todos los esfuerzos que buena parte de la crítica ha realizado para que así no fuera. Una lástima, porque el autor ha sabido rodearse de importantes fuentes que le podían ayudar sobremanera en la documentación, pero no ha sido así. La investigación resulta pobre por todos los ángulos. Y lo peor de todo es que la biografía completa sigue siendo necesaria y hasta yo mismo no puedo más que agradecerle a Emilio Calderón que dedicara tantas horas de trabajo a la figura de Aleixandre. Eso es lo más triste, porque este libro nada aporta más allá de algunas actas médicas, curiosas, algunos datos que suenan casi a chismorreo trasnochado y poco más. Eso sí, se ajusta perfectamente a una lectura ligera y quizá eso busque en verdad el autor y la editorial que, dicho sea de paso, ha realizado una excelente labor compositiva.

Por eso miso no puedo poner un aspa sobre el título, pues a pesar de todo, viene a sumarse a esa lucha que, desde hace ya varios años, algunos venimos llevando a cabo para seguir defendiendo la pasmosa actualidad de la poesía aleixandrinista. Una lucha que, por otro lado, el propio autor de este libro pasó tan por alto que no llegó ni a intuir que existía. Pero el libro tiene su interés para quienes nunca han sabido de la vida de Aleixandre. Y no está mal escrita, aunque a veces la yuxtaposición de mini-párrafos parece tan innecesaria como poco operativa. Pero aun así su lectura se hace dinámica, fluida, e incluso a veces llega a convencernos de que estamos ante una biografía completa, con ciertas y graciosas apelaciones al lector, que suenan casi folletinescas Y eso lo hace bien el libro y el autor, aunque poco diga realmente de sus etapas depresivas, que coincidían con ciertos libros muy marcados por ese pesimismo, tampoco de la relación afectiva, intensa, con Carlos Bousoño o con otros poetas posteriores, más jóvenes ya (y no solo de confidencias vivió el hombre), su paternidad y el motivo de la manutención que, durante años, enviaba a Alemania, las afinidades políticas, etc. Todo conjeturas, claro está. Sobre el papel poco hay o se ha querido decir. Lo mejor, en todo caso, es el magnífico material gráfico que se aporta y que le da un aire fresco, en sus páginas centrales, al libro. Porque toda piedra hace pared y eso, al menos, hay que reconocérselo.

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