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Trío en si mayor

«El maestro del juicio final» es una apasionante novela de Leo Perutz, a medio camino entre el relato policiaco y la literatura fantástica, que acabaría dándole fama internacional y lo convertiría en un autor admirado por múltiples escritores.

Trío en si mayor

El oficio se aprende. Habla un actor. Pero lo mismo podría decir un escritor, un pintor, un escultor, un poeta, incluso un músico: «Créeme, todo esto se puede aprender (?) En cambio, la capacidad creativa, la fantasía, no hay quien la aprenda. Se tiene o no se tiene, y basta. La capacidad de construir un mundo de la nada: esto es lo que a mí me falta, como les falta a muchos otros. De hecho a la inmensa mayoría. Sí, claro, sé lo que quieres decir: yo he seguido mi camino, tengo oficio.» Hace falta valor para confesar algo así, pero sobre todo hace falta honestidad. Y la honestidad tampoco se aprende, o se tiene o no se tiene, y basta.

Estamos hablando de Leo Perutz y de su novela recién publicada en España, El maestro del juicio final, que es precisamente un alarde de capacidad creativa, de fantasía, de imaginación, de la que al parecer iba sobrado. Leo Perutz (Praga, 1882 - Bad Ischl, 1957) fue un escritor muy popular en su época, admirado por escritores (Italo Calvino, Graham Greene, Theodor W. Adorno o Jorge Luis Borges, leemos en la solapa del libro) y que hoy, después del periodo de ostracismo de rigor que tienen que superar casi todos los grandes, vuelve a publicarse y a leerse (véase la maravillosa novela De noche, bajo el puente de piedra, publicada hace muy poco por la misma editorial).

Que Leo Perutz fuera admirado por escritores no es de extrañar. Tanto esta como su anterior novela están pensadas hasta el último detalle. Todo encaja en su sitio, no hay nada superfluo, todo fluye como el Trío en si mayor de Brahms tan admirablemente descrito en las páginas iniciales, un guiño y una pista al lector atento de por dónde va a transcurrir la intriga de la novela, que bien podía haberse titulado también Trío en si mayor.

Porque El maestro del juicio final es una novela de intriga. Un género éste aparentemente menor que sólo han dominado unos pocos. Tal vez sólo aquellos que se han enfrentado a las preguntas esenciales. Y que sabiendo que no hay respuesta para esas preguntas, la han buscado a pesar de todo obsesivamente, con obstinación, con desesperación, con miedo. «Quizá he conseguido conjurar para siempre la causa de todas mis angustias al haberlas puesto por escrito.» Quizá, pero sólo quizá. Nada es lo que parece y siempre es demasiado tarde, lo que no quiere decir que haya que dejar que las cosas sigan su curso, en el supuesto de que tengan un curso definido y decidido de antemano. «Dejar que las cosas sigan su curso quiere decir que soy demasiado imbécil o demasiado gandul o demasiado despiadado para intentar remediarlo», dice en un momento dado uno de los personajes. Las cosas, si se las deja que sigan su curso, acaban indefectiblemente mal.

El maestro del juicio final es una novela sobre la culpa y sobre el arrepentimiento -«un abrasador sentimiento de culpa que se negaba a cicatrizar»-, una novela sobre la pérdida del rumbo de la vida que tantos hombres y mujeres tienen que afrontar un día. Una novela sobre algunas preguntas esenciales. ¿Por qué estamos dispuestos a reconocer de buena fe actos que no hemos cometido, y nos cuesta tanto reconocer los que hemos cometido? ¿Por qué la mentira, a fuerza de repetirse, acaba por ser verdad? Una novela de intriga escrita por un maestro que acaba convirtiéndose en una inquietante novela sobre las fuerzas incontrolables que anidan en nuestro interior y nos arrastran a atentar contra nosotros mismos, traicionar nuestras convicciones más profundas, cerrarnos todas las puertas, olvidar toda esperanza. Todo está relacionado con todo, aunque la mayoría de las veces se nos escapen las relaciones. Todo tiene una explicación, aunque casi nunca es la que creemos que es. Todo puede irse a pique en un segundo. Y todo, tarde o temprano, vuelve. Moraleja: «Todos llevamos nuestro propio juicio final a cuestas.» Y un consejo, para terminar. Antes de leer la novela, o en algún descanso de su lectura, escuchen el Trío en si mayor, opus 8 de Brahms. Hay muy buenas versiones en YouTube.

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