Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Anna Talens: Tiempos de oro

Anna Talens: Tiempos de oro

¿Quién dijo que el color de la esperanza es el verde? A buen seguro alguien que no había visto la exposición de Anna Talens (Carcaixent, 1978), artista residente en Berlín cuyas raíces germanas se van afianzando con el paso del tiempo. Precisamente un verso del poema Esperanza de Schiller es el que da no sólo el título, sino también pie al recorrido plástico -hermosamente interdisciplinar, interdisciplinarmente hermoso- donde se dan cita, fotografía, tela, papel, un no-catalejo? pero sobre todo, pan de oro e hilos dorados. Todos se articulan en esa compleja sencillez capaz de amalgamar poéticamente (en su sentido literal y literario) lo distinto y lo distante. El peso de la historia, profusamente presentado por las imágenes y álbumes fotográficos, sirve como telón de fondo para realizar un doble viaje que transporta al espectador a lugares icónicos de nuestra cultura mediterránea -Egipto, Grecia, Roma- y a esa memoria fijada a lo largo de anónimas fotografías de viajes que bien podrían haber sido nuestros.

Estas incursiones en el manejo de la imagen, siempre cargada de esa dimensión objetual inherente al característico trabajo trimensional de la autora, son un eficaz complemento material de ese elemento que sin duda centra, concentra y sutura espacio/temporalmente el conjunto: el oro. El oro encierra un valor simbólico que no es el poder terrenal; ni político, ni económico, sino un valor eminentemente temporal: la eternidad, o mejor, la inmortalidad. Algo derivado directamente del hecho de no corromperse. La plata ennegrece, el hierro se oxida, el cobre se pone verde, pero el oro reluce inalterable. Aún diría más, el oro termina por ser símbolo del valor en sí, algo dorado es algo precioso, valioso. Pero también el tiempo es una valor en alza en esta acelerada sociedad de la prisa. Frente a ello, Anna Talens nos invita a ver, a mirar, a contemplar serenamente unas obras cargadas de pasado y de futuro, de figuración y abstracción, de acción y reflexión.

Según el antropólogo inglés Tim Ingold (Líneas. Una breve historia) los hilos antecedieron a las líneas y unos y otras conforman unas estructuras culturales profundamente arraigadas en el ser humano, desde sus inicios orales hasta las posteriores derivas escriturales. Amante de los orígenes de las cosas, de la naturaleza última de las cosas, de la carga esencial de los materiales reducidos a puras líneas, Talens aborda con sensibilidad y madurez diferentes propuestas en las que integra delicadamente el tiempo histórico con su experiencia vivida, construyendo con ambos su particular y esperanzada visión de futuro. Mención especial merecen un par de telas en las que ese hacer y deshacer propio de la vida misma, se plasma mediante la contraposición de quitar tantos hilos como después se añaden.

Una de las piezas que mejor compagina esos tiempos contrapuestos que se confunden en ese instante fugaz que denominamos presente, es la instalación realizada ex-profeso bajo el arco de piedra de tosca que con buen criterio permanece visible en la sala. Partiendo de un eje central, una sucesión radial de hilos dorados dibujan sin moverse un infinito juego de reflejos circulares tan evanescentes y cambiantes como la luz y nuestra mirada. Todo un sol frío con fecha de caducidad programada que calienta sutilmente la atmósfera de la sala, tiñendo de ese mismo dorado con el que a buen seguro calificaríamos los mejores años de nuestras vidas.

Compartir el artículo

stats